La Política según el diccionario, es el arte, doctrina u opinión referente al gobierno de los Estados. Es una rama de la moral que se ocupa de que una sociedad libre resuelva los problemas que le plantea su convivencia colectiva. La Política busca un fin trascendente. Promueve la participación ciudadana al poseer la capacidad de distribuir y ejecutar el poder según sea necesario para garantizar el bien común en la sociedad.
La Política tiene una noble misión de consagración al interés general y de servicio a los demás, mientras que la politiquería (PRACTICADA POR VARIOS ENANOS MENTALES EN EL ACTUAL PROCESO DE QUINTANA ROO) es el aprovechamiento egoísta del poder o de la posición pública para fines de vanidad o enriquecimiento. En sus dimensiones de pequeñez y mezquindad, la politiquería carece de proyección histórica y de perspectivas ideológicas. Se desenvuelve en medio de la maquinación ruin, la vulgaridad, la ausencia de ideas y la carencia de ideales. Allí agota su acción el politiquero. El altruismo de la Política es suplantado por el egoísmo de la politiquería, la perspectiva histórica por la visión inmediatista de las cosas, la noble misión de servicio a la colectividad por el aprovechamiento personal. Con metas tan pobres, la politiquería se desarrolla en medio de intrigas, maniobras, bajezas, impreparación y el oportunismo de sus protagonistas. La repugnancia a la politiquería de bajo fondo es la culpable de que muchos hombres y mujeres bien calificados hayan abandonado el escenario público, refugiándose en el exitoso egoísmo de sus actividades privadas, retirándole a la vida pública el aporte de sus luces y generosidad. Y, de acuerdo con la inevitable ley que rige la vida pública de los Estados, con demasiada frecuencia los lugares vacantes son inmediatamente ocupados por las gavillas de politicastros audaces, sin brújula ni bandera.