Es el primer pacto global para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, que causan el calentamiento global. En este acuerdo los países participantes se comprometen a establecer ciertas metas para reducir las emisiones de dióxido de carbono, sin importar su PIB ni su nivel de desarrollo. Constituye un gran logro diplomático, ya que a pesar de que el mundo está dividido por temas religiosos, ideologías, creencias, entre otros muchos asuntos, en esta cuestión se logró unificar la opinión de prácticamente todos los países, 195 países para ser exactos, a excepción de Nicaragua y Siria que quedaron fuera.
El presidente Donald Trump anunció recientemente que retirará a Estados Unidos del acuerdo, en apoyo de los conservadores que han argumentado que el tratado perjudica a la economía. Esta decisión podría debilitar los esfuerzos globales para reducir el calentamiento global y ha sido percibido en el exterior como un acto de poca responsabilidad, quitándole credibilidad y moral al liderazgo global estadounidense.
Pero no todo son malas noticias, de acuerdo al Word Economic Forum hay acciones muy avanzadas que permitirán que el planeta continúe avanzando hacia un futuro bajo en carbono, con o sin el presidente Trump. Hoy en día grandes inversionistas mundiales siguen apostando en la investigación y desarrollo de energía limpia y renovable. Entre ellos China, que es el emisor más grande del dióxido de carbono del mundo, se ha convertido en líder en este tema, y el mayor productor mundial de energía solar.
Diversos jefes de Estado como Canadá, Francia, Alemania y China, entre otros han manifestado su decepción. Asimismo alcaldes y gobernadores en Estados Unidos, lo cual deja entrever que a nivel de los gobiernos locales de la Unión Americana, seguirán apoyando al acuerdo.
Adicionalmente existe una mayor conciencia a nivel mundial en los consumidores, que están mejor informados y consientes de los impactos ambientales y sociales de sus opciones de compra. Se ha demostrado que están dispuestos a pagar precios un poco más elevados por bienes y servicios de marcas comprometidas con la sostenibilidad, tendencia que va a la alza y puede significar en el futuro cercano un medio de presión económico para que gobernantes como Trump recapaciten su postura.