JULIÁN PUENTE
En extinción, el término “servidor público”
En la actualidad el término “servidor público” se ha ido perdiendo muy posiblemente al grado de la extinción. Hay que reconocer que aún quedan pocos, pero muy pocos personajes incrustados en la vida política de un estado o municipio que en verdad se les puede llamar servidor público, lo cual conlleva a la honestidad, actitud de servicio, productividad, respeto e institucionalidad. Independientemente de los cargos a los que se hace acreedor un mal servidor público que opere en cualquiera de los poderes del Estado por realizar acciones ilegales o indebidas en el ejercicio de su función, hay un aspecto del que no se pueden salvar: el desprestigio público y desconfianza a la que se le remite, lo que no se quita de por vida porque incluso, a veces, se hereda hasta a los familiares.
Nombres de malos servidores públicos hay varios, pero en esta ocasión hablaremos de quienes si han sabido ejercer su trabajo, como por ejemplo Manuel Valencia Cardín, secretario particular del gobernador Roberto Borge Angulo, quien lo ha acompañado desde el inicio de su administración y será de los pocos que culmine en el mismo puesto con el ejecutivo del estado y mucho se debe a la efectividad y experiencia que han caracterizado a valencia Cardín a través de los años como servidor público.