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Privacidad robada

Con que facilidad el mundo se entera de los asuntos ajenos, el creciente morbo de metiches y chismosos convierte en moda el ser espía de conocidos y desconocidos, cada día crece el delirio de persecución cuando todos nos sentimos observados en cualquier lugar y ante toda circunstancia, creamos un ámbito de desconfianza ante tantos avances de la tecnología que constantemente da herramientas jugosas para lucrar con sus innovaciones.
Cualquier niño puede convertirse en un maestro del espionaje con instrumentos de bajo costo, videocámaras, micrófonos, localizadores satelitales y más, hacen extremadamente tentador el ejercicio de invasión de la privacidad, ahora surge una generación de aprendices de extorsionadores, malandros y traficantes.
La intervención de llamadas, redes sociales y correos, transforma completamente la confianza de nuestras comunicaciones, es un deber el enseñar a las nuevas generaciones a cuidar lo que dicen y muestran, pues sus ingenuidades e inocencias los convierten en víctimas potenciales por ser exhibidos y extorsionados. Para que se dé una idea más clara, señalan recientemente a un par de niños de secundaria por delitos de pornografía infantil y otros delitos graves al exhibir y comercializar imágenes, así como la trata de compañeras a las que extorsionan y además regentean, y eso, no solo es una privacidad robada, incluye la inocencia, la ingenuidad, los valores y otras cosas que por su puesto, sus padres nunca cuidaron como debería esperarse… ¿qué otras promiscuidades nos esperan en un futuro?

Publicado por
Redacción Quintana Roo