Más vale prevenir que lamentar o corregir, es un consejo que muchas personas sabias ofrecen a los demás, con el fin de advertir que tomar precaución en los diferentes ámbitos de la vida, es preferible, a pagar las consecuencias de las malas decisiones o acciones.
Era un 5 de enero del 2013 cuando manejaba hacia Mérida, era un día soleado pero fresco y me acompañaban tres amigos más, todos corredores, íbamos a participar en el maratón que se organiza cada año por el aniversario de la fundación de la ciudad, entrando a la ciudad nos alcanzó una patrulla de tránsito y nos pidió detenernos, se bajó de la unidad y se dirigió hacia el auto: soy el oficial Roberto Chi y les pedí que se detuvieran porque su luz de alto del lado derecho, no funciona, me muestra por favor su licencia de manejo y tarjeta de circulación.
Después de haberme identificado y atendido la solicitud de muestra de documentos, me preguntó si iba de otro estado, a lo que respondí que sí, en seguida me devolvió los documentos y me sugirió que reparara el desperfecto del auto, que a un kilómetro aproximadamente había un taller eléctrico y que manejara con cuidado, tomando las debidas precauciones.
Todos mis amigos y un servidor comentamos la excelente actitud y comportamiento del oficial y coincidimos que nos hacía sentir cuidados y su actitud nos parecía ejemplar como un servidor público que lo único que buscaba era hacer un trabajo de apoyo a los conductores.
Afortunadamente hay muchos agentes de tránsito en el mundo que tienen clara su función y que como don Roberto, ayudan a los conductores o peatones, a prevenir accidentes, a guiar o en su caso también ayudan a dar un buen ejemplo, por otro lado también existen algunos policías de tránsito que en lugar de ayudar a la prevención, lo primero que buscan es la sanción y en muchos casos hasta provocan la corrupción.
La función de un agente de tránsito, más que sancionar debería ser la de orientar, participar y colaborar con la población en general, tendiente a la prevención tanto de accidentes viales, como de infracciones a las normas de tránsito y cuidar de la seguridad y respeto del peatón y ciclista en las vías públicas, dando siempre preferencia a este sobre los vehículos.
Deberían proteger y auxiliar a las personas, particularmente cuando sufran accidentes en las vías públicas, coadyuvar con otras autoridades en la conservación del orden público y la tranquilidad de la comunidad. Queda con esta reflexión el llamado a que en lugar de sanción o corrupción, ofrezcan prevención.