En Quintana Roo resulta insultante la forma en que han mutado los políticos, aquellos que tanto se quejaron, que tanto levantaron la voz, que tanto acusaron a los priistas de corruptos, hoy que tienen las riendas, hacen exactamente lo mismo de lo que fustigaron durante años.
Qué rápido se les olvidó que los priistas eran los corrutos, los saqueadores, los anti-democráticos, eran a quienes no les importaba la gente, y hoy parece que los panistas y perredistas actúan con la misma rapiña y voracidad.
Diputados como el panista Eduardo Martínez Arcila y el perredista Emiliano Ramos Hernández no pueden responder a preguntas como ¿por qué pretenden aumentar su apoyo para combustible? ¿Por qué razón exculparon al ex titular de Sefiplan, Juan Pablo Guillermo Molina, si él fue la mano ejecutora del desfalco estatal en los últimos años? ¿Por qué apoyan al Sindicato de Taxistas y reprimen tanto a Uber, cuando sus representados prefieren a esta última empresa?, cuestionamiento que también debe responder Sintra.
Y más linduras como el permiso otorgado por el gobierno panista-perredista para la celebración de la droga y el desmadre de BPM en Playa del Carmen, en un acto de ilegalidad permitida que terminó en balacera con seis muertos.
En fin, son muchos los ejemplos en tan poco tiempo de esta gente que no muestra más que pura embriaguez de poder, de dinero, como aquellos nuevos ricos a los que les salen granos en la lengua por tomar champan y comer caviar, pero que aún así siguen tragando y chupando… ¡Ingue a su ma…!
En fin, muchos aseguran que se trata de una mutación, pero no es más que envida de la oposición contra los que están en el poder, ya que una vez que estos ascienden, son iguales o peores.