El entorno social se pudre, apesta, se agusana conforme pasan los días, conforme se descubren las cosas, por cómo se destapan las cloacas de la política pública del estado, por cómo se escabulle la justicia mientras la impunidad de muere de risa.
La contaminación más grave no es la que mina los mantos freáticos, ni la que acaba con los manglares, o la que enarbolan organismos defensores del medio ambiente, es la de las conciencias que ve cada vez más normal lo anormal, y menos grave lo grave.
Tenemos una sociedad que exige justicia, y otra sociedad que enaltece la injusticia y la impunidad porque encontró el mecanismo legal para hacerlo.
La sociedad somos todos. Eso dicen los políticos.
Sin embargo, como diría un famoso personaje, “no te juntes con la chusma”.
Según el diccionario Chusma es un calificativo que se aplica a gente que se considera muy vulgar y despreciable.
Y bueno, pues.
La corrupción y la impunidad en Quintana Roo es vulgar.
Y existe una camada de políticos y ex funcionarios que encajan perfectamente en lo despreciable.
Estas personas forman parte de su propia sociedad, pero una que es pestilente y que avergüenza, que debe ser señalada y apedreada sin clemencia. Ellos bene de ser encarcelados, pero las lagunas legales, los cochupos, las mordidas y los acuerdos políticos en torno a las próximas elecciones, pueden lograr que se salgan con la suya, puede ser que salgan airosos pese al daño que le hicieron a todos los quintanarroenses.
Hagamos una lista de políticos “chusma”: Roberto Borge, Félix González Canto, Víctor Vivas Vivas, Mauricio Rodríguez Marrufo, Paulina García Achach, Yolanda Solís… se me acaba la tinta.