Jesús Vázquez
CANCÚN, Q. Roo
Entre 2011 y 2015, la deuda de Solidaridad se quintuplicó bajo gobiernos priístas. En caso de que se aprueba le nueva solicitud de endeudamiento la deuda soberana estaría incrementándose 10 veces en seis años y cada solidarense pasaría de deber 3,700 pesos a 7,400 pesos cada uno, pues el Congreso ya dio entrada a la propuesta para elevar de 760 a 1,030 millones de pesos el nivel de endeudamiento del municipio.
El reporte de la Secretaría de Hacienda al segundo trimestre de 2016 establece que la deuda de largo plazo comenzó a crecer a partir de 2011, durante la transición entre el saliente Román Quian y el entonces recién electo Filiberto Martínez.
Fue durante el sexenio de este político priísta que se contrató un nuevo empréstito por 386 millones de pesos para la realización de 8 “megaproyectos”, apenas unas semanas después de que el cabildo solidarense aprobara la reestructuración de la deuda municipal que entonces ascendía a 147 millones de pesos. La reestructuración era un requisito indispensable para la contratación del nuevo crédito que triplicaba de un plumazo la deuda soberana del segundo municipio más importante del estado en términos de infraestructura turística.
En noviembre de 2011, en que fue aprobado por el cabildo solidarense la contratación del nuevo préstamo, el presidente municipal priísta, Filiberto Martínez, aseguraba que ese crédito era necesario para “cumplir con las necesidades y obras que son impostergables para los solidarenses”.
Destapan la cloaca
Tres años más tarde (2014), la periodista Denisse Maerker destapó el escándalo a nivel nacional en su programa “Atando Cabos”. Puso en evidencia la contratación de empresas fantasma, con domicilios inexistentes a las que se les asignaron millonarios contratos de obra y proveeduría para esos 8 grandes proyectos que nunca vieron la luz.
Pese al evidente desfalco, las cuentas públicas de Solidaridad correspondientes a esos años fueron aprobadas sin mayor cuestionamiento por el Congreso estatal dominado por la aplanadora priísta. Mauricio Góngora, quien en esos años fungía como titular de Finanzas del gobierno estatal tampoco cuestionó ni hizo nada al respecto.
Al término de ese trienio, la deuda municipal ya se situaba en los 517 millones de pesos. El sucesor de Filiberto Martínez fue el propio Mauricio Góngora, quien en los dos años de gobierno al frente de Solidaridad no sólo no cuestionó ni hizo nada en contra de los desfalcos del anterior gobierno, sino que contrató más deuda de corto y largo plazo, además de refinanciar de nueva cuenta la deuda para elevar hasta los 780 millones de pesos la deuda.
Mauricio Góngora contrató un crédito por 150 millones de pesos durante su gestión, además de que elevó el gasto corriente del ayuntamiento sin justificar ni etiquetar las asignaciones del gasto excesivo que realizó durante su gobierno.
Fitch Ratings da negativo
Todo lo anterior fue consignado en el último reporte de la agencia Fitch Ratings, la cual en plena campaña a la gubernatura del estado exhibió el desastre en que Góngora dejó Solidaridad, al colocar en perspectiva negativa las finanzas municipales.
En su reporte, la firma menciona que ratificó la calificación crediticia del municipio de Solidaridad (Playa del Carmen), Quintana Roo en ‘BBB(mex)’, lo cual significa que existe un riesgo moderado de incumplimiento en relación a otros emisores u obligaciones. “Sin embargo, los cambios en circunstancias o condiciones económicas tienen más probabilidades de afectar la capacidad de pago oportuno que en el caso de los compromisos financieros que poseen una calificación más alta”.
Para ese entonces Solidaridad se situaba ya en el primer lugar nacional en deuda per cápita, lo cual significaba que adeudan cada uno a los bancos 3,713 pesos; seguidos por los ciudadanos de Nuevo Laredo, con 2,407 pesos y los de Nogales, Sonora, con 2,271 pesos. La deuda municipal ya se situaba en los 780 millones de pesos.
Los riesgos que hoy presenta el municipio son descritos así por los expertos: “De acuerdo a lo anterior, de no presentarse una contención en el gasto y de continuar los déficits, los indicadores de apalancamiento y sostenibilidad podrían deteriorarse más”.