Según Nietzsche el origen de la religión es el “miedo” y los sentimientos de angustia e impotencia que las personas tienen a lo largo de su vida, sin que en algún momento alguien les haya pretendido decir la verdad con el que se reivindicó el trascender y el mundo sobrenatural.
De acuerdo a Nietzsche, el cristianismo rechaza los valores dionisíacos de la antigüedad clásica que invento un mundo ideal e inexistente alejado de todo contacto con el mundo real que lo volvía un simple platonismo de naturaleza popular, una filosofía y una moral vulgar para toda persona débil y sumisa.
Si bien a lo largo de la historia la fe cristiana-católica ha sido usada por la iglesia a su conveniencia, ésta continúa hoy utilizándola sobre aquellos individuos débiles, quienes por no acatar los mandatos divinos o las causas de las cosas viven amenazados de irse al infierno o irse al cielo siempre y cuando prometan o permanezcan callados y sin protestar por algo.
Considero que la principal labor del catolicismo no solo en México, ha sido fabricar conciencias enfocadas en volver “seres inferiores” a todo aquel que su destino no dependa de lo que haga o deje de hacer, sino más bien de la voluntad de un ser superior al que le han llamado Dios, y que en realidad no es más que la misma clase dominante y/o los jerarcas de las iglesias a quienes le sigue conviniendo el controlar y explotar a supuestos pecadores o al bienhechor.
Desde el pasado mes de mayo y a partir de la propuesta del Presidente Peña Nieto para aprobar la iniciativa al matrimonio igualitario, el Episcopado mexicano ha declarado que la familia no puede ser aniquilada por pactos o estrategias políticas que solo buscan intereses personales e imponer una agenda radical de un grupo minoritario, por lo que las iglesias lanzaron una convocatoria en todo el país a realizar en el mes de septiembre marchas en todas las entidades del país en “defensa de la familia”, que de acuerdo a los principios logrados en la pasada Reforma Constitucional en materia de derechos humanos, éstas irían en contra de toda ideología de género al estar defendiendo la exclusión en un país donde la discriminación está penada, y en donde sus fieles solo estarían fomentando el odio en contra de los grupos LGBT y en contra de muchas familias y que existen en todo México, ya que estarían haciendo política en un Estado laico y cerrando puertas a millones de creyentes que apoyan la diversidad sexual.
No cabe duda que la doble moral estará presente en muchos hipócritas que seguro se sumaran a marchar pese a tener hijos y familiares homosexuales, y seguro estoy también que preferirán ganarse el cielo que librar el fango del albañal.