Literal, no tiene llenadera.
El exgobernador Mario Villanueva, desde la cárcel hospital de “máxima seguridad” donde está internado, vuelve a meterse en temas locales. Ahora, intentando congraciarse con Remberto Estrada, poniendo sobre la mesa una supuesta “candidatura” a gobernador… que es de risa, viendo el inmenso rechazo social hacía su persona.
Que esté mal en sus apreciaciones, no quita fuerza negativa a sus “escritos”. Que, por cierto, Renato Sales debería revisar de dónde salen, cómo le hace para colocarse en sus redes sociales.
Una vez más, Villanueva intenta golpear al gobernador Carlos Joaquín, aduciendo que hay una intención política-partidista en las críticas al imberbe alcalde de Benito Juárez. Cuando lo único que puede existir es la reiterada expresión pública de su incapacidad para gobernar.
Si el gobernador hubiese querido politizar la seguridad pública le sobrarían espacios para hacerlo, ahí está la locura de haber nombrado a Miguel Marchan en seguridad pública de Carrillo Puerto. Por el contrario, para muchos se ha excedido en su prudencia frente a los errores de Remberto Estrada, que siguen haciéndonos pensar en la posible existencia de compromisos poco claros.
¿Qué tiene qué hablar Villanueva? Su locura no tiene límite. Su ambición política, sus ganas de intervenir en Quintana Roo, de ser tomado en cuenta, son ya tema de una enfermedad mental. Simplemente no ve, no entiende su realidad.
Ahora falta que su hijo, el diputado, salga a decir que no es el autor de este nuevo escrito.
Lo cierto es que, también, aburre.
Que llevamos semanas hablando de exgobernadores, de uno porque está en Panamá, de Félix González porque no se deslinda de intervenciones en temas locales con muy poco acierto. Como si no hubiese otros asuntos relevantes, vamos de Borge a Félix a Villanueva y volvemos a empezar…
Es tiempo que lo pasado sea, exacto, pasado. Estos meses no han sido fáciles, para ninguno en el Estado. Los riesgos que existen por temas de inseguridad son grandes, la carga negativa del desorden, del caos del sexenio anterior parece no terminar, la percepción de peligro hace que Cancún se haya convertido en una ciudad donde la gente no quiere salir a caminar.
Y todos los que decidimos vivir aquí, tenemos la obligación de cambiar esta percepción. De contribuir para que la violencia sea combatida con éxito, para recuperar nuestras seguridades. Ese es el verdadero reto.
La política barata a la que juega Villanueva Madrid es para vomitar…
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