Suegras, comadres y cuñadas, les pregunto: ¿Será que en realidad la corrupción es el ADN de este país?

Cuestiono esto porque al parecer ya debemos acostumbrarnos a esta nociva práctica, al cáncer que le ha partido su madre a esta nación desde siempre, y tanto es así que el mismo Presidente de la República puede hablar en tono descarado, con un cinismo total, sobre la materia:

“Si hablamos de corrupción, no hay nadie que pueda aventar la primera piedra”, dijo Enrique (cimiento inexplicable) Peña Nieto, al inaugurar la Semana Nacional de Transparencia 2016.

“Porque este tema que tanto lacera, la corrupción, lo está en todos los órdenes de la sociedad y en todos los ámbitos. No hay alguien que pueda atreverse a arrojar la primera piedra”, dijo, y la verdad sigo empeñada en creer que el Presidente no puede hablar así de su país y de su gente.

¿Por qué no habló de esta manera en campaña?

No necesitamos desmenuzar mucho lo dicho por este señor para darnos cuenta que el primer mandatario nos dijo corruptos a los 120 millones de mexicanos, así, de golpe y porrazo.

Digo, uno no es un angelito ni pretende ser beatificado, pero ¿no será que así como el León, Peña Nieto cree que todos son de su condición?

Y no sólo eso, yo sí creo que en este país hay muchos, no uno ni cien, muchos más que deberían tomar una piedra y arrojársela en la cabeza, para ver si así reacciona y se da cuenta de que en México no sólo hay gente de excelencia, sino que además somos muchos más los buenos que los malos.

Es una lástima e incluso resulta indignante que una persona que piensa así de México y de los mexicanos tenga las riendas del país, porque si eso es lo que cree, pues no tendrá empacho alguno en seguir robando como lo ha hecho.