Muy oronda, la Seduvi da a conocer que en construcción de vivienda, Quintana se posiciona en segundo lugar, con más de 22 mil casas al año, siendo que Cancún es líder con más del 50 por ciento.

Cualquier iluso diría: “Guau, ahí si trabajan para atraer la inversión”.

Sin embargo, nada más falso que eso. La realidad es que esta es fuente de la corrupción más funesta, del dinero fácil para muchos, muchísimos vividores de los tres órdenes de gobierno, a quienes poco les importa partirle la madre a las ciudades con la explotación urbana a todo lo que da.

La realidad de las cosas es que aquí las desarrolladoras de vivienda se han convertido en las nuevas dueñas de Cancún y de muchos otros puntos de la entidad. Crean casas como hongos en humedad, una tras de otra, rebasando incluso la demanda y, por ende, afectando la plusvalía de las casas usadas.

Y por supuesto que esto conviene a los gobiernos, pues las autoridades se han hinchado los bolsillos durante años en esta ciudad, cambiando usos de suelo, así como de la densidad en zonas atractivas para esos depredadores.

Cancún ya no necesita más casas, ya no caben más familias en una ciudad de más de un millón 200 mil habitantes y planificada en sus inicios para sólo 250 mil, y mucho menos su vocación turística puede brindar más empleos a tanta gente que viene para quedarse.

Es hora que giren la mirada hacia otras partes como Puerto Morelos, Tulum, Akumal, y al sur de la entidad, además de que se deben empezar a poner trabas en Solidaridad (Playa del Carmen), en donde ya se construyen alrededor de 6 mil casas al año.

Todo un exceso de los abusivos de siempre.