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¡Ni uno más!

La descomposición administrativa, el desgobierno –por no llamarlo ‘la ingobernabilidad’-, se manifiesta de muchas formas: la impunidad de los cárteles y la delincuencia organizada, las agresiones a los ciudadanos por parte de las policías, las represiones selectivas, la desaparición forzada de personas, los asesinatos en plena vía pública y a la exhibiente luz solar… pero hemos llegado a la cresta de esa descomposición y es, el asesinato artero, vil y canalla de nuestros periodistas.
Cuando recordamos las sangrías que pretendieron secar plumas en Veracruz, el horror nos invadió; pero se consideraba un hecho aislado; un enfermo entonces gobernador que nunca pudo ocultar la verdad sobre sus excesos: los robos descarados, la prepotencia administrativa y la terrible injusticia; hoy, ese mismo escenario es a nivel nacional y sigue la misma lógica: ante la crítica, “¡cierra la boca, seca tu pluma!”
El ejercicio periodístico es el relato en tiempo presente de la historia que se habrá de revisar mañana; la narración de los hechos que hacen nuestros amigos reporteros en el día a día, es el caldo de cultivo de lo que se puede revisar hoy y advertir hacia dónde vamos; un ejercicio tan noble y destacable, que más que agresiones, merecen el reconocimiento y el premio social por su valentía.
Javier Valdez, notable escritor y periodista, llegó más allá del simple relato; nos obsequió el análisis de los niños que son huérfanos de padres dedicados al trasiego de drogas; Javier incursionó en el análisis sociológico de este sangriento escenario de guerra con tal claridad, que los medios informativos más importantes los tenían en su nómina: La Jornada, la revista Ríodoce de al que fue fundador.
Hoy, el gobierno federal hace una convocatoria a todos los gobernadores para hablar del tema de los periodistas… ¿qué van a decir que no se haya dicho ya?, ¿es esto solamente una reunión para cumplir con el protocolo y que los dejen de cuestionar por el más reciente asesinato?
En Quintana Roo, la decisión de cancelar la famosa “Ley Borge” sí es un paso al frente; esa “Ley de Protección a Periodistas y Defensores de Derechos Humanos”, no era más que una simulación y en los hechos, una enorme guadaña para cerrar bocas y secar plumas.
El tema es, los reporteros, fotógrafos, editores, diseñadores, columnistas y demás, requieren de un instrumento que garantice su trabajo en tanto se trabaja en una ley auténtica. Sabemos que los diputados han dicho que convocarán a los compañeros periodistas para integrar una ley auténtica y en defensa de la profesión u oficio, o como lo quieran llamar; sólo esperamos que no vaya a ser uno de esos actos protocolarios donde se invitan a personas que anhelan los 15 minutos de fama y en verdad convoquen a quienes, día a día se juegan el pellejo por incursionar en un arte, en un oficio de valientes: el periodismo.

Publicado por
Redacción Quintana Roo