Pompeo, que remplazará a Rex Tillerson al frente del Departamento de Estado, traerá con él la disciplina de un egresado de West Point, la prestigiosa academia militar estadounidense, así como la experiencia política adquirida en cuatro periodos en la Cámara de Representantes, donde integró el controvertido Comité de Inteligencia.
Como director de la Agencia Central de Inteligencia, Pompeo cortó camino hacia el círculo más cercano a Trump elogiándolo con frecuencia y dando personalmente muchos de los cruciales informes de inteligencia en el Salón Oval.
Pompeo comparte la línea dura de Trump respeto a Irán y Corea del Norte y evitó contradecir directamente la insistente afirmación del presidente de que Rusia no actuó en su favor durante la campaña electoral de 2016, aunque esa fue la conclusión de la CIA.
Pompeo, de 54 años, realizó una carrera meteórica, apoyada fuertemente en oportunidades políticas que finalmente lo llevaron hacia Trump.
Nacido y educado en el sur de California, salió con la mayor graduación de su clase de la academia militar de West Point en 1986, especializado en ingeniería.
Hizo el servicio militar durante cinco años -nunca en combate- y luego ingresó en la facultad de derecho de Harvard.
Más tarde fundó un empresa de ingeniería en Wichita, Kansas, donde sus apoyos financieros incluyeron a los conservadores hermanos Koch, multimillonarios petroleros y poderosos operadores del Partido Republicano.
Los Koch también apoyaron su exitosa campaña para entrar al Congreso en 2010 y la legislación que él promovió sobre la energía, durante los primeros años en la Cámara baja, vista favorablemente por ellos.
Rápidamente pasó a integrar el Comité de Inteligencia de la Cámara de Representantes, que, como organismo de control de la CIA y otras agencias, estaba al tanto de los secretos mejor guardados del país.
Pero Pompeo ganó notoriedad en un comité especial que los republicanos formaron para investigar la muerte en 2012 del embajador en Libia y otros tres estadounidenses en Bengasi.
Se convirtió en la voz principal de la campaña republicana contra la rival de Trump, Hillary Clinton, a quien como secretaria de Estado se la acusaba de tener responsabilidad política por los asesinatos.
Como director de la CIA, Pompeo igualó el tono de los pronunciamientos de Trump sobre política exterior.
“Para ser exitosa la CIA debe ser agresiva, implacable, tenaz”, afirmó.
Bromeaba con asesinar al líder norcoreano Kim Jong Un, alentando temores de un retorno de la tendencia de la agencia a apoyar asesinatos de dictadores que no gozaban del favor de Washington.
Presionado en público, dijo apoyar el informe de enero de 2017 de los jefes de inteligencia del país que concluyeron en que Rusia intervino en la campaña presidencial de 2016 con el objetivo de ayudar a Trump a derrotar a Clinton.
Sin embargo, asimiló los duros ataques del presidente contra la CIA y el informe sobre la intromisión rusa,al que calificó de “noticias falsas”, en tanto acusó a los directores de inteligencia de parcialidad política.
Fuente / Expansión