Bien lo dijo Nietzsche: “Lo que se llama libre albedrío no es más que el sentimiento de superioridad respecto de quien debe obedecer”.
¿Qué es el mal, si no el egoísmo en su estado más puro? La madre de todos los males es la indiferencia del bienestar ajeno, cuando el de uno propio se trata. Entonces no existen precisamente personas “malas”, sino personas cuyo individualismo predomina sobre los valores contemplados en una educación integral (en la que se incluye la correcta interpretación del respeto y la justicia); a la que –por cierto- muy pocos mexicanos tienen acceso… o voluntad de adquirir.
Jean Paul Sartre, político y escritor francés, expresó “Mi libertad termina en donde empieza la de los demás”, y bajo ese preludio se define la acción de quien considera al respeto a las garantías individuales del prójimo tan significativas como las suyas. El “bien” –entonces- sería simplemente dignificar el derecho ajeno como el propio. Solamente así se logra la paz (el equilibrio, la armonía, la sana convivencia); tal y como lo citó el Benemérito de las Américas, Benito Juárez.
Pero, ¿se puede ser egoísta y no serlo al mismo tiempo, al procurar a nuestros seres queridos? Por supuesto. El hombre, como ser social y naturalmente fraternal, verá su dicha también en la de sus familiares o amigos; por lo que es muy capaz de violar los derechos del prójimo desconocido para garantizarle prosperidad al prójimo conocido.
Todo se resume –entonces- al instintivo propósito del ser humano por proveerse a sí mismo y a su tribu, aunque ello implique el agravio de sus semejantes. He ahí la razón de las guerras y conquistas, que periódicamente se han vuelto de mayor diplomacia (sí moralmente condenables, aunque no prohibidas para algunos).
¿El hombre nace o se vuelve “malo”?… Dijo Maquiavelo que “el hombre es malo por naturaleza” (simpatizado por Kant y Hobbes), y –en contraparte- el francés Rousseau aseguró que éste “es naturalmente bueno, pero la sociedad la corrompe”.
A pesar de que hay numerosos factores que podrían abalanzarse por ambos criterios, podemos constatar una crueldad deliberada en infantes y adolescentes (no generalizada, pero sí mayoritaria), misma que es plasmada en acciones que, en conjunto, se han bautizado con el nombre de ‘bullying’ o acoso escolar. También puede manifestarse lo anterior por medio de travesuras, las cuales son características de esta etapa de la vida humana.
Entonces, la denominada “ley del más fuerte” (o supervivencia del más apto) es expuesta ante nosotros desde muy temprana edad –al igual que con los demás animales- y continuará durante toda nuestra vida, manifestándose en distintas circunstancias que nos pondrán a prueba frente a egos que busquen rebasar al nuestro y al de los nuestros.
Y usted, ¿es bueno o malo?