Si bien es cierto que el fenómeno político que se vive en todo el país, dio como resultado la estrepitosa caída del PRI en las preferencias electorales, también es cierto que han sido los mismos priístas los que se han encargado de enterrar a dicho instituto político, y es que no es para menos. El hartazgo, la sinrazón, la ausencia de la autoridad de la ciudadanía, el autoritarismo, el maltrato y el desprecio, son quizá unas de las razones por las cuales los electores, podríase decir, se encargaron de enterrar a un partido al que desde hace ya mucho tiempo han rechazado, y que sólo faltaba precisamente sepultarlo como ocurrió el pasado domingo 5.
Aunado a dicho fenómeno, y hablando también del proceso que se dio en nuestro estado en donde la simulación, la indiferencia, las traiciones, los deseos desmedidos de poder y el porqué yo no y ese sÍ, originó como consecuencia que Mauricio Góngora tuviera que pagar las consecuencias en una elección que ya desde sus inicios, daba muestras de intolerancia, inconformidades, lucha abierta entre unos contra los otros y por ende, los resultados que ya todos conocemos.
Y es que para ser sinceros, cualquiera que hubiese sido resultado ungido como candidato, hubiese perdido incluso si el mismo Carlos Joaquín hubiera sido el abanderado Priísta.
Y es que independientemente de un electorado inconforme, los actores políticos de dicha contienda ya daban muestras de un total y absoluto divisionismo, al grado tal que una vez que Mauricio recibió la bendición cupular, los actores que hasta firmaron un pacto de unidad se replegaron de tal forma, que yo no vi la operación política ni de los Raymundos, los Gabrieles, los Eduardos, las Coras, los Paules y mucho menos al desquiciado Chanito quien de entrada ya se veía despachando en las oficinas principales del Palacio de Gobierno.
Es más, tampoco vi a los funcionarios de gobierno aportar en lo más mínimo por la causa, en una actitud que, o les valió madres, o de plano ya lo veían perdido.
Con éstas actitudes, y ante éste panorama resultaba por demás prácticamente imposible enfrentar a un electorado inconforme y a unos contendientes que por no haber sido ungidos, parecían lloronas contratadas cuando Mauricio Góngora protestó como candidato del PRI al gobierno del Estado…He dicho.