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Los excesos del comercio informal… en manos de malos empresarios

El comercio informal: el que no paga impuestos, o lo hace en el marco del Régimen de Incorporación Fiscal; el que no requiere pagar una renta y un depósito (que para el caso de la zona turística de Playa del Carmen representa varios miles de dólares); que no paga prestaciones laborales a sus empleados; que en su caso, tampoco paga concesión de Zofemat, entre otras obligaciones que sí tienen los negocios establecidos, es una actividad que sí está autorizada y regulada; lo más destacable: el comercio ambulante está reservado para madres solteras, personas en situación vulnerable; pero además, es una actividad prohibida en la zona turística de Playa del Carmen.

Es decir, la autorización para ejercer el comercio ambulante es una facultad de los municipios y está dirigida a apoyar la economía de quienes menos oportunidades tienen. No obstante, la historia nos ha demostrado que es un arma de doble filo. En la CDMX, en la década de los años 90, el desorden del comercio informal y el empoderamiento de dirigentes, generaron una guerra por el poder y los espacios que rebasó al entonces Departamento del DF y generó un caos que aún hoy mantiene parcialmente en jaque a la autoridad de la CDMX.

A pesar de que las consecuencias permitían entonces advertir el riesgo que se corría en otros destinos, la falta de previsión y los intereses políticos antepuestos al común generaron debacles más escandalosas, la más importante de ellas, Acapulco. A este destino turístico lo ahogaron factores varios: el comercio ambulante, la corrupción institucional, la delincuencia organizada y la violencia.

Hoy, en el norte de Quintana Roo hablamos ya de “cuando Acapulco nos alcance”. Decirlo, no es excesivo, en este momento, a pesar de que existe un reglamento que prohíbe el comercio ambulante en las playas, la Quinta avenida, la Diez avenida, avenida Juárez, Constituyentes, Playacar y las calles que forman el “primer cuadro”, dicha zona está plagada de comercio ambulante y, aun cuando la intención es apoyar a quienes menos tienen, en Playa del Carmen los permisos se autorizaron para unas cuantas personas que tienen decenas de sucursales y resulta irónico el uso del término, comercio ambulante.

¿Es acaso que la empresa Ultramar tiene las características que le hacen candidata a obtener un permiso de comercio en vía pública?
Colocar un expendio en vía pública es practicar el comercio informal; bloquear materialmente la libre circulación sobre superficies de rodamiento o andadores, no sólo es practicar el comercio informal, es atentar contra vías generales de comunicación.

Publicado por
Redacción Quintana Roo