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Lo que bien se aprende no se olvida

La semana pasada las legisladoras quintanarroenses Sara Latife Ruiz Chávez y Arlet Mólgora Glover dieron de qué hablar luego de que en plena sesión del Congreso de la Unión gritaran el tristemente célebre “eeeehh… pu…” a un diputado federal de Morena.
Una vergüenza para la entidad y para su género este par de diputadas, que lejos de destacarse por sus iniciativas o trabajo legislativo lo hacen por un comportamiento homofóbico y discriminador.
Tanto Mólgora Glover como Ruiz Chávez son priistas sumamente cercanas a los ex gobernadores Félix González Canto y Roberto Borge Angulo. Sara se desempeñó principalmente con Félix, de quién era parte de su círculo cercano y gracias a quien llegó a la diputación federal la primera vez.
El escándalo no le es ajeno, pues cuando buscó la secretaría general del PRI junto a Enrique Jackson salió a relucir que fue dueña de un table dance en Cozumel, además de que de sobra es conocido su florido lenguaje, como cuando en una reunión de mujeres priistas llevó una canasta de huevos e hizo alusión a que eso era lo que le faltaba a varios de sus compañeros hombres.
Con Roberto Borge se desempeñó como secretaria de Educación, donde fue incapaz de resolver el conflicto docente que persistía en ese momento.
Por su parte, Arlet Mólgora también es hechura de Félix, con quien estuvo como administradora en la Secretaría de Salud. Posteriormente quedó bajo la tutela de Borge Angulo, quien la hizo diputada local y luego federal, con un breve descanso en el que buscó -sin éxito- la presidencia municipal de Othón P. Blanco.
Es grave que legisladoras federales tengan ese comportamiento tan vulgar, lo es más que se trate de mujeres, sobre todo cuando en el estado se están haciendo los esfuerzos para cumplir las recomendaciones en materia de equidad de género y respeto hacia las féminas.
Dejan entrever un comportamiento misógino y homófobo al replicar en la máxima tribuna del país un cántico que ya fue vetado en los estadios por estas mismas razones.
Es aún más preocupante que una de las diputadas, Sara Latife, sea secretaria de la comisión de Derechos Humanos del Congreso; ¿actuará éticamente y renunciará a la comisión después de lo acontecido?
Por lo pronto la Conapred ya se pronunció al respecto y exhortó a los diputados a evitar la reproducción de prejuicios y estereotipos negativos.
La actitud de las diputadas refleja a la perfección lo que fue el borgismo, cuando se exhibía a las personas por sus preferencias sexuales incluso por sus medios “oficiales”. Basta recordar el caso de la revista Polémica, acusada ante la justicia por haber ventilado y denostado por su orientación sexual a un abogado solo porque pretendía lograr un puesto en el Órganismo Político Local Electoral (OPLE) sin la venia del ex gobernador.

Publicado por
Redacción Quintana Roo