La señora Alamilla es parte de todo un complejo enramado; hay que entender que en Cancún se trabaja con sistemas económicos donde las famosas empresas (pagadoras), “ayudan” al patrón a no declarar los impuestos correspondientes por empleado, y por el cual ellos reciben un salario aumentado pero dejando a Hacienda corta; nos lleva a cuestionar si ¿esta grata disposición a utilizarles no es tan ilegal como lo que se le imputa a la dama?
Por ello no hay que pensar mal del nuevo gabinete pero, ¿Es normal que existan las pagadoras evadiendo impuestos? Sí, muchos estarán de acuerdo pues ciertamente el sueldo ya no alcanza, y si se descontara lo correspondiente, pues la carencia aumentaría; y por otro lado la empresa también se ve beneficiada.
Y ¿Hacienda cumple como le corresponde? Por mala ventura la inversión de los impuestos en este país no es lo que se espera pues los servidores públicos no cumplen con honorabilidad y honradez.
Un círculo vicioso muy difícil de romper y con el cual Carlos Joaquín se enfrentará: Pagadoras que evaden deshonestamente el pago de impuestos; servidores y trabajadores que hacen uso de las mismas contribuyendo con su permanencia; la carestía que viven diariamente los pobladores de Quintana Roo y que obliga a buscar el uso de la pagadora; añadiendo finalmente, la necesidad enfermiza de muchos servidores públicos por generarse riqueza de manera ilícita contribuyendo así con pagadoras, evasión, desvío de dinero y por ende aumentar la carestía del pueblo en general.
¿Qué hará Carlos Joaquín? ¿Es culpable la señora Alamilla? En este círculo tanto peca el que mata la vaca como el que le agarra la pata.