Cuando la iniciativa de Peña Nieto presentada un par de semanas encamina una reforma al Código Civil Federal para el reconocimiento del matrimonio entre personas del mismo sexo y la adopción como derechos, para las Iglesias y Acción Nacional, resulto un acto inmoral e irresponsable que no solo trastoca hoy la sensibilidad social y la opinión pública, sino su propuesta fue la principal derrota de su partido al perder 4 gubernaturas el pasado proceso electoral, ya que por lo despiadado y atrevido acto en contra desde la fe y la familia ésta no puede dejar de estar integrada por un padre y una madre, y solo a ellos debe reconocérseles el derecho de contraer matrimonio para proporcionar a sus hijos ambientes sanos y equilibrados, en los cuales puedan tener un desarrollo físico, mental, moral y espiritual.

Mientras la estupidez humana prosiga y permitamos a estos actores continuar acaparando titulares afirmando que nosotros los gays y nuestra lucha ha sido apoyada por capitales del narco, mismos que financian el aborto y otras atrocidades, la progresividad de los derechos humanos no podrán seguir y los discursos de odio solo alentaran más a que se incremente la discriminación que ni Jesucristo permitió.

La iniciativa precisa que queda prohibida toda discriminación motivada por género, las preferencias sexuales, o cualquier otra que atente contra la dignidad humana y anule o menoscabe los derechos y libertades de las personas, y donde la orientación sexual no puede ser criterio significativo para diferenciar el acceso al disfrute del derecho de protección a la familia que es el mismo tanto para las parejas del mismo sexo como las heterosexuales.

Los derechos no son regalos generosos de los Estados, su conquista tiene tras de sí una historia de lucha y de represión, por lo que el Estado no puede vulnerar la dignidad humana ya que los derechos humanos están por encima de todo prejuicio mal infundado.