Las dos han sido bolas cantadas.

Hace tres meses y medio, el gobierno de Solidaridad permitió la realización del festival de música electrónica, pese a las advertencias que representaban hechos ocurridos con anterioridad y a sabiendas de que ahí se venderían drogas, y tuvo sus consecuencias por exceso de confianza: balacera con cinco muertos.

Ahora, las fuerzas armadas y la policía le encuentran a la directora del Penal de Playa del Carmen, Emma Luisa Robles Huizar, cigarros (moneda de cambio en el penal), celulares y droga, en su escritorio, y nadie hizo nada. Las consecuencias una semana después: Dos amotinamientos con al menos 25 heridos y un muerto.

Se trata de dos casos prácticamente anunciados, en los que la alcaldesa Cristina Torres ha mostrado una misteriosa pachorra, sin actuar de inmediato, para prevenir los hechos que hoy se lamentan.

Se trata de dos focos rojos a los que la autoridad municipal ignoró, no puso la debida atención o más bien no quiso ponerla, por razones desconocidas, pero que dejan mucho a la especulación.

Quizá si Cristina Torres hubiera tomado tan a la ligera el ofrecimiento de la candidatura para la alcaldía de Solidaridad, hoy este municipio sería presidido por otra persona. Pero no, esa vez sí tomó la decisión de inmediato.

Es momento que la alcaldesa vaya sabiendo dónde está parada y cuál es su función, ya que una ciudad como Playa del Carmen no puede ser gobernada con tanta ligereza, y a siete meses de tomar el poder, ha tenido que aprender a bofetadas de experiencia.

No, ser presidenta municipal de Solidaridad no estar sobre un lecho de rosas como ella lo visualizó, por el contrario, esta localidad requiere de estar con las antenas levantadas de manera permanente.