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La casa de pablo escobar en Tulum ¿leyenda o verdad?

Tulum años ochenta. Quienes lo conocieron tienen que recordar la gran extensión de terreno, las cabañas, la nada pues.

¿Cómo ignorar una inmensa residencia de dos pisos, techos de paja, varios balcones?
¿Cómo no preguntar de quién era? ¿O fue suficiente imaginar que, de algún gringo loco, de un extranjero con lana? Tulum era, entonces, parte del municipio de Benito Juárez, por lo que tuvieron que pedir permiso para construirla… Tal vez ni siquiera, estilos de antes.

Lo cierto es que por la publicidad internacional hoy nos enteramos de que la mansión, grande para las construcciones actuales incluso, estaba deshabitada desde 1993 y, supuestamente, fue comprada a su dueño-heredero-prestanombres para convertirla en un hotel de súper lujo, visitado por viajeros de todo el mundo en busca, también, de señales de su antiguo dueño: Pablo Escobar Gaviria.

Es decir, tuvimos al jefe de narcotraficantes colombiano en Tulum en los años 80’S. Esto, según lo publicado.

¿Pudo suceder? Hablamos de tres gobiernos distintos, anteriores a Mario Villanueva Madrid, porque si hubiese sido en su tiempo ni preguntar necesitaríamos. Imaginarlo resulta más que complicado, quiénes podrían haberle otorgado tantas garantías a Escobar para que construyese una “casa de vacaciones” en Tulum.

Porque no creo que pudiese venir, alojarse, moverse por las carreteras en total libertad sin protección.

Todos los quintanarroenses que vivimos en el Estado hace más de 30 años sabemos que en las playas de Tulum solía haber desembarcos de cocaína, en noches sin luna.

Droga que era cambiada de embarcaciones mayores a pequeñas lanchas en alta mar, muy cerca. De esos “desembarcos” quedaba, las noches siguientes, la “pizca” de los paquetes que se les hubiesen “perdido”.

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Ladrillos de cocaína que explican la súbita riqueza, las camionetas último modelo de algunos pescadores locales. Esto, obvio, antes de que la droga estuviese envuelta en tanta violencia y muerte.

¿Vendría Escobar a supervisar estos “desembarcos”, o solamente de vacaciones como hacía en la Isla Rosario, frente a Cartagena?

Lo que tenemos que hacer es preguntarnos en voz alta si esta versión, propagada por los dueños del hotel, es cierta. Porque está implicando a muchas autoridades, al buen nombre de tres gobernadores que tendrían que haber sido ciegos y omisos ante su presencia continua.

La casa, sospechosamente, tiene túneles y balcones altos para “vigilar” a los intrusos… ¿De quién fue originalmente el terreno?, ¿quién dio los permisos de construcción, a nombre de quién estuvo la mansión?

No aclararlo va a echar, todavía más, muchas dudas sobre gobernadores y funcionarios públicos…

Publicado por
Redacción Quintana Roo