Construir una Imagen Pública implica tiempo y principalmente claridad acerca del objetivo. Cuando se trata de un candidato, donde el objetivo es tener una mayoría de simpatizantes se debe ser cuidadoso con las fórmulas para “acelerar” los tiempos. Estos procesos deben respetar la esencia de la persona, nunca de cambiarla, ya que se corre el riesgo de no ser coherente entre lo que el aspirante aparenta y lo que realmente es.
Tampoco quiero decir que con solo ser coherente garantizas el triunfo; como ejemplo tenemos al “empresario” que de pronto se convirtió en candidato Republicano: Donald Trump, quien ha invertido mucho dinero jugando a ser “efectivo como empresario” y denostando la ineficacia de los Demócratas, a lo que suma una desbordada cobertura mediática; pero él y su equipo de estrategas han cometido un sinnúmero de errores que hablan muy mal del país donde gustan de autoconsiderarse líderes del mundo libre y padres de la democracia.
En principio pareciera que Trump decidió elegir mediáticamente el camino fácil, generar polémica con declaraciones arbitrarias que sin lugar a dudas le han significado posicionamiento. Trump verdaderamente le apuesta todo a la división social, confrontar grupos raciales y fortalecer ideas bélicas para dominar otros territorios como si se tratase de un reinado.
La elección presidencial del país vecino no se trata solo de Trump y sus ideas raciales, tampoco de su opositora Hillary Clinton quien tiene mas formación política, aunque su campaña no se siente, esta campaña como todas, se trata de que desean los norteamericanos. Ya veremos que estrategia convence más, si la de la continuidad de los Demócratas o la del odio de los Republicanos.