Ayer fue el Día Internacional de la Justicia Social, letra muerta en muchos países como en México, en donde se sigue privilegiando a pequeños grupos de personas acomodadas, que cada vez son menos, y que mandan al olvido, al abandono a la inmensa mayoría de los mexicanos.
Las cifras en este sentido son aplastantes, pues se estima que de los 120 millones de personas que conforman este país, más del 50 por ciento viven en la pobreza y más de 80 millones con importantes carencias.
En México, como en la mayoría de los estados, sigue prevaleciendo la existencia de gobiernos ricos y pueblos pobres, las autoridades sólo escuchan y favorecen a la gente con recursos, mientras que se tapan los ojos para no ver a la población necesitada.
No se puede hablar de justicia social cuando los más ricos no pagan impuestos y Hacienda persigue a otros; cuando hay ex gobernadores que robaron miles de millones de pesos y están libres, mientras hay inocentes en la cárcel; cuando México tiene a uno de los cinco hombres más ricos del mundo y a la vez a los más pobres; cuando las mujeres cobran menos que los hombres, cuando hay tanta impunidad…
La Justicia social sigue siendo letra muerta en este país porque la gente no es escuchada más que en tiempos electorales, porque las personas no son más que estadísticas, simples entes con credencial para votar.
Las decisiones siempre van pensando en beneficiar a los potentados, a quienes son los dueños del dinero y los gobiernos pretenden lavar sus culpas asegurando que “las determinaciones son tomadas para no afectar los programas sociales ni perjudicar a los que menos tienen”, cuando la realidad es totalmente al revés.