He aquí navegando en las aguas de los colaboradores que traicionaron la confianza ciudadana, que desviaron el rumbo, que le fallaron al gobernador, a un año de administración y en el contexto del primer informe del gobierno del cambio. Hay cambio, ahora las cosas se deben hacer diferentes al pasado, y lo tienen que asumir quienes continúen en el gabinete legal y ampliado.
Carlos Joaquín González navega autocrítico hacia su primer informe, dispuesto a cambiar lo que no funciona e incluye cambios y enroques entre sus colaboradores. Un año más que suficiente para saber quién es quién, para medir lealtades, para evaluar capacidades, para valorar el compromiso social. Y algo más, para cumplir con los compromisos políticos de campaña aliancistas o no, y dar paso a los perfiles adecuados para dar resultados en el servicio público.
Sí hay cambio, Quintana Roo ya no es un botín institucional, la corrupción ya no es el principal eje de gobierno. La libertad de expresión y la transparencia van encontrado su cauce en una nueva cultura de participación y tolerancia. Empero llegó la hora de la administración pública para un desarrollo integral de Quintana Roo, capitalizando su principal vocación productiva, el turismo. Y por añadidura, el rescate de las demás fortalezas de la entidad.
Tendrán que rodar cabezas marinas, las que en lugar de articular gobernabilidad, se dedicaron a desestabilizar lo que convenía a sus intereses, y por supuesto están tejiendo su propia telaraña política y económica, verbigracia el zorruno ex alcalde de Cancún y actual subsecretario de gobierno, Joaquín González Castro.
El legendario “Quino”, repudiado hace varios ayeres por las fuerzas nativistas de Quintana Roo, por su origen veracruzano, cuando intentó ser gobernador y no lo consiguió, entre otras razones por su tracción a la familia Joaquín; emergió del ostracismo marino, con la oportunidad que le brindó hace unos meses el gobernador Carlos Joaquín, de la familia que traicionó una y otra vez. “Gallina que come huevo, ni que le quemen el pico”, el también traidor de las causas de los ex gobernadores Mario Villanueva Madrid y Joaquín Hendricks, ahora repite la dosis en el gobierno del cambio.
Sin atender agenda, ni asuntos como subsecretario de Gobierno, ni pararse en sus oficinas en Chetumal, navega en Cancún operando la eventual candidatura del borgista-felixista José Luis Toledo “Chanito”, quien sería postulado a Presidente Municipal por el Partido Encuentro Social (PES), donde su dirigente estatal Gregorio Sánchez, en el mismo paquete se postularía como candidato a Senador.
Joaquín González Castro, a quien también se le debe que los periodistas en Quintana Roo aún no cuenten con la protección institucional en el desempeño de sus funciones, al apostarle a la división del gremio entre el norte y el sur, en lugar de conciliar; también se le vincula con el obscuro asesor Juan de la Luz, quien tiene como principal estrategia tomar el control del gabinete legal y ampliado de Carlos Joaquín González, desplazando a los perfiles quintanarroenses. Pero de la obscuridad de Juan de la Luz, luego tocamos el azul profundo.
El gobernador Carlos Joaquín González ya decidió, ya palomeó, a quienes continúan con él, y por añadidura a quienes tienen que bajarse del barco del cambio. Por añadidura, ya está por embarcarse la nueva tripulación.
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