Aún nadie ha sugerido  una posible malversación de fondos, y tampoco se ha presentado una querella formal al respecto, pero el problema del impuesto al hospedaje y los miles de millones de pesos que han quedado bailando, que están en el limbo, son sin duda una bola de nieve que crecerá rápidamente.

Y es que la parte ofendida es ni más ni menos que los máximos escandalosos del país: Los empresarios turísticos. Con ellos, los maestros se quedan cortos, y no porque vayan a salir a las calles ni a bloquear caminos, pero no dudarán en ir hasta las últimas instancias y de manera personal exigir que se aclare.

Desde hace tiempo, los hoteleros más poderosos del estado, como son José Chapur y Abelardo Vara, han levantado la voz, para pedir de manera cortés, la transparencia en el gasto de ese dinero.

Hoy esa solicitud se ha convertido ya en una exigencia y la cortesía se ha transformado en un golpe de mesa, ante la cercana conclusión de esta administración estatal, instancia encargada del manejo de ese dinero.

Incluso ya son más los que se unen a esa demanda; surgen más y más brotes de descontento, desde Holbox hasta Chetumal, empresarios turísticos piden cuentas.

Se estima que por el impuesto al hospedaje, el estado capta al menos mil millones de pesos al año y gran parte de estos deben ser destinados a la promoción del estado a nivel mundial.

El hecho es que a decir de los hoteleros, las cuentas no han sido aclaradas y quieren que esto se precise bien antes de que concluya la actual administración.

Ojalá se tomen cartas, porque estos empresarios sí son capaces de armar tremendo irigote, hasta llegar a donde tengan que llegar y caiga quien caiga…así son ellos.