Ocho años después de perder las primarias más ajustadas contra un joven senador afroamericano, Hillary Clinton fue elegida este martes como la candidata demócrata a la Casa Blanca. Se convierte así oficialmente en la primera mujer de un partido grande que competirá por la presidencia, después de una reñida disputa en la que tuvo que superar a Bernie Sanders, el viejo senador que atrajo los votos de los jóvenes con su discurso contra la corrupción y la desigualdad.
La ex secretaria de Estado había superado ya el número de votos necesarios para su nominación en el conteo de los delegados de la Convención Demócrata en Filadelfia, cuando el propio Sanders tuvo un detalle muy simbólico con su hasta ahora rival. Al igual que hiciera Clinton en 2008, el senador tomó el micrófono cuando llegó el turno de su estado e invitó a los delegados a aclamar como candidata a su adversaria en un gesto dirigido a poner en escena la unidad de los demócratas después de la tumultuosa primera jornada de la convención.
Sanders se levantó con parsimonia y solicitó a la presidenta de la convención que suspendiera el procedimiento habitual. Recordó que el acta debía reflejar el número de votos de los candidatos pero invitó a sus colegas a declarar a Hillary candidata.
Algunos seguidores de Sanders se opusieron y otros rompieron a llorar. Pero la mayoría aclamaron a la candidata demócrata, que había obtenido los votos de 2,842 delegados por 1,865 de su rival. “Muy orgulloso de ti, Hillary”, tuiteó unos segundos después Bill Clinton, quien se dirige este martes a la convención.
Era el final que quería el entorno de Clinton, preocupado por los abucheos del lunes y deseoso de aprovechar la energía de los jóvenes seguidores de su adversario en su campaña contra Donald Trump.
La candidatura de Clinton la presentaron tres personas con un fuerte valor simbólico. La primera fue Barbara Mikulski, la primera mujer que más años ha servido en el Capitolio. El segundo fue el congresista John Lewis, ícono de la lucha por los derechos civiles y amigo del reverendo Martin Luther King. La tercera fue Na’ilah Amaru, una inmigrante que sirvió como militar en Irak y que se dirigió a la convención después de ganar un concurso en YouTube.
“Hoy volvemos a derribar otro techo de cristal”, dijo Lewis en referencia al primer presidente afroamericano, declarado candidato en Denver en verano de 2008.
Uno a uno, 50 estados y siete territorios fueron anunciando sus votos por los dos candidatos. Algunos tan significativos como los de Arizona, presentados por la centenaria Geraldine Johnson Emmett, quien nació unos años antes de que las mujeres pudieran votar.
Es difícil encontrar una candidata que conozca mejor las responsabilidades de gobierno que Clinton, que antes de esta campaña ejerció como primera dama, como senadora y como secretaria de Estado. Pero esa experiencia puede ser un arma de doble filo en un año dominado por el resentimiento contra los políticos tradicionales y contra la influencia de Wall Street.
El triunfo de Clinton durante las primarias se asentó sobre el respaldo de las mujeres y de los afroamericanos, que percibieron su candidatura como una continuación de la presidencia de Barack Obama, el hombre que le arrebató la candidatura en 2008 y que esta vez puede ayudarle a ganar la carrera presidencial.
Una ventaja demográfica
Al igual que Obama, Clinton tiene una ventaja demográfica: en el censo hay más hispanos, más mujeres y más afroamericanos que cuando su marido fue elegido presidente en 1992.
El punto débil de la candidata demócrata es la clase obrera blanca en estados del Medio Oeste como Michigan, Pensilvania u Ohio, donde muchos empleos industriales han volado rumbo a otros países por el ascenso de las economías asiáticas y por NAFTA, el acuerdo comercial que su esposo firmó en 1994 con México y Canadá.
El rechazo de los votantes de Sanders y la retórica de su adversario republicano han llevado a Clinton a rechazar el TPP, la alianza comercial con varios países asiáticos que impulsa Obama desde hace años y sobre la que al principio se había declarado a favor. Ese viraje estará en el centro de la campaña, que también girará en torno a la inmigración y a la seguridad nacional.
Muchos percibieron este año la candidatura de Clinton como inevitable por el peso de su apellido y por su cualificación. Eso ahuyentó a aspirantes como Mario Cuomo o Cory Booker, que en otras circunstancias podrían haber probado suerte en 2016.
La primera mujer
Clinton es la primera mujer elegida por uno de los dos grandes partidos como candidata a la Casa Blanca. Dos mujeres optaron antes a la vicepresidencia: la demócrata Geraldine Ferraro en 1984 y la republicana Sarah Palin en 2008.
Casi un siglo después de la aprobación de la enmienda que permitió votar a millones de mujeres, Estados Unidos está más cerca que nunca de derribar el penúltimo techo de cristal y otorgar a una mujer la presidencia, el máximo mando del Ejército y los códigos para lanzar un ataque nuclear.
Hoy hasta 12 países tienen una mujer en la jefatura del Estado y otros siete tienen una en la jefatura del Gobierno. Entre ellos, el Reino Unido, Alemania o Myanmar, donde gobiernan Theresa May, Angela Merkel y Aung San Suu Kyi.
Información: Univisión