El gran cochinero en el que se ha convertido el Tribunal Superior de Justicia de Quintana Roo bajo la presidencia de Fidel Villanueva Rivero sigue saliendo a relucir en su afán por imponer a personajes ligados a él para que sean su escudo cuando deje el cargo en agosto próximo.
La campaña mediática de desprestigio en contra de la magistrada Verónica Acacio Trujillo, es orquestada se dice por Fidel Villanueva, quien al tratar de exhibir a quien es fuerte aspirante a sucederlo, confirma la podredumbre que prevalece en el TSJ quintanarroense durante su gestión, toda vez que, en teoría, una de sus principales premisas debería ser vigilar el correcto desempeño de sus subalternos.
El actual presidente del Tribunal Superior de Justicia del Estado ayudó al ex gobernador Roberto Borge a despojar a empresarios de 44 hoteles y 19 terrenos de playa en Tulum cuyo valor supera los 615 millones de dólares, debe decirse que Villanueva Rivero; solo sirvió a los intereses de dinero, del poder, pues evidentemente se hincó y se subordinó a las órdenes e intereses del ex mandatario, con quien se estrena como presidente del Tribunal Superior de Justicia (TSJ),y fue reelecto por seis años más, consintiendo totalmente todas las aberraciones jurídicas, violando garantías individuales y derechos humanos de muchos ciudadanos perseguidos como “rehenes” políticos. Injusticias en las que Fidel Villanueva ha participado en complicidad con ex gobernadores y sus subordinados, sin importarle nada ni nadie más que su poder mezquino y ambicioso por el poder.
Así pues, sería conveniente que se investigará y se auditara al aun presidente del Tribunal Superior de Justicia del Estado por un presunto enriquecimiento ilícito, pues al inicio de su gestión solo era propietario de dos antros de vicio llamados “La Abuelita”, una casa modesta en Cozumel, y ahora se dice y es “vox populi” que ya es propietario de más de 5 negocios tan solo en Cozumel y otras más en Cancún, la Riviera Maya y hasta en el vecino estado de Yucatán.
Es por esas razones que nuestro joven estado se encuentra totalmente hundido en la desolación, donde en verdad la justicia es más que ciega; saqueada, humillada, pisoteada, por quienes dicen ser los juzgadores, y peor aún desde la cúspide del presidente del Tribunal; la anarquía, corrupción, impotencia que propicia impunidad, son las palabras exactas para definir la crisis que se vive en el Tribunal Superior de Justicia.