Borrachos, prepotentes e irresponsables. Estos términos generalmente son usados para los parroquianos. Para muchos mexicanos. Pero en la actualidad encuadran a la perfección con los policías federales. Así es. Penoso y vergonzoso. Algunos piensan que la traigo contra estos prominentes ciudadanos con placa, pero qué puedo hacer cuando estos ejemplares de homo sapiens se lucen por las calles y avenidas de los principales centros turísticos de Quintana Roo exhibiendo sus “habilidades” y destrezas de cómo alzar el codo.
Primero uno de estos prominentes federales EN Playa del Carmen se despojó de su arma para dársela a un turista.
En otro hecho, bajo los humos del alcohol y quizás de otras sustancias, otro federal choca en la avenida Bonampak, en Cancún. Finalmente un tercer federal completamente ebrio golpea a ciudadana, y se muestra prepotente en conocido restaurante de Playa del Carmen, situación que fue filmada y reproducida cientos de veces en redes sociales.
Además este último fue rescatado por sus compañeros de las manos de los policías locales para que no le pasara nada al muchachito.
Dios mío. Este es nuestro México lindo y querido.
Esas son nuestras fuerzas armadas que con honor y valentía llegaron a nuestras tierras a defendernos de los criminales, y por lo que me siento muy protegido.
Dejando de lado el sarcasmo. La realidad que enfrentan los ciudadanos tiene un tono gris. El clima está nublado y no parece que pronto salga el sol.
Nos hemos convertido en la carne del emparedado.
Por un lado enfrentamos una desmedida violencia, con crímenes por doquier y con ejecuciones a la orden del día. Por el otro tenemos a instituciones invadidas de corrupción, con algunos irresponsables y viciosos que desmerecen los uniformen que portan.
Si bien los ciudadanos aún tienen seguridad de tránsito. El circo que vemos en torno a la seguridad, nos da la certeza que entre policías y delincuentes, no hay mucha diferencia. Y que de seguir este camino, pronto perderemos esta tranquilidad.