Entre una amplia gama de grupos considerados vulnerables, en México y en Quintana Roo el colectivo LGBT existe y está más fuerte que nunca, por lo que habría que señalar que no lo es tan solo por el hecho de vivir en desventaja, sino porque en la mayoría de las legislaciones de nuestro país no todos sus derechos se encuentran reconocidos, mucho menos el “derecho a la identidad sexual” que lo vuelve para muchos diputados un gran desafío el reconocerlo.
Al hablar de derechos humanos sexuales debemos referimos a la sexualidad como la fuente de diversidad y de riqueza humana, donde la identidad se torna parte fundamental de toda persona solo por el hecho de serlo.
A la identidad sexual debemos de entenderla como un derecho personal que debe ser ejercido por cada uno de nosotros y por ello estar garantizado por el Estado al haber signado México tratados y Normas Generales de la Comunidad Internacional que de manera obligada mandatan hoy el incorporar en todas las legislaciones del país, los derechos concernientes a la identidad sexual para quienes opten por la diversidad sexual.
Ante esta consigna se vuelve necesario el diferenciar conceptos básicos que atañan a esta gran diversidad sexual al verse solo reflejados en grupos de gays, lesbianas y bisexuales y no así en dos más donde los derechos jurídicos no están reconocidos para las personas transgénero o transexuales que también conforman el colectivo LGBT, que para entender mejor éstos habría que referirlos a partir de dos definiciones; qué es la orientación sexual y qué es la identidad de género.
Mientras la primera refiere al objeto de atracción amorosa o deseo sexual que un individuo siente en relación con su propia sexualidad, ésta hace posible el que se reconozcan a la heterosexualidad, la homosexualidad, la bisexualidad, así como a la pansexualidad y a la asexualidad.
No así la identidad de género que no tiene que ver con el deseo o la atracción, sino con la autopercepción de cómo se ve uno mismo con la coincidencia o divergencia entre esta percepción misma y la identidad que la sociedad, la familia o los médicos en nombre de ella le atribuyen.
El haber logrado que activistas y asociaciones civiles pusieran el tema en agenda, hace unos días luego de semanas de discusión de intentar imponer un protocolo discriminatorio que dejara sin votar a la comunidad transgénero y transexual, el INE como parte de las disposiciones institucionales de respeto a los derechos humanos, garantizó por unanimidad “el voto el próximo 1 de julio” para estas dos identidades de la diversidad sexual donde en ningún momento a ellas se les vea con algún impedimento para no dejarlas votar si su expresión de género no llegara a coincidir con su sexo registrado en la credencial del instituto electoral, ya que ningún caso de discordancia entre la expresión de género del o la votante o la fotografía de su credencial o su nombre o sexo asentado en la credencial, podrá ser causa para impedir que emitan su sufragio por sus candidatos elegidos.
Por lo que ante este importante avance en el ámbito de los derechos humanos…
¿Qué opina usted mis estimados lectores, se sigue avanzando o no en materia de igualdades y derechos LGBT?