Los gobiernos, municipal y estatal, prácticamente tienen agotado el tiempo para realizar sus análisis, estudios y diagnósticos de las condiciones en las que recibieron de manos de sus antecesores, su respectiva administración; no lo digo yo, los ciudadanos ya empiezan a levantar la voz y manifestar, de una y varias formas, sus inconformidades ante la falta de respuesta a los asuntos, que por ley, le corresponde a los Ayuntamientos y al Estado.
Es trabajo de los “operadores” políticos es realizar un análisis apegado a la realidad y dejar de informar sobre “las cosas color de rosa” que le dicen a su “aconsejado”, porque el verdad, los pequeños fuegos que ya se levantan en el municipio y en el estado, se pueden convertir en verdaderos incendios, que los titulares de las dependencias podrían salir quemados, irse al ostracismo político o rodeado de escándalos, como ha sucedido con muchos gobernantes, desde los tiempo de Juan Ignacio García, Edith Mendoza, Gregorio Sánchez, Mario Villanueva, Félix González, Eduardo Espinosa Abuxapqui y ahora con Roberto Borge Angulo.
Por poner unos cuantos ejemplos de lo que sucede en los municipios y el estado, a ambos afecta la inseguridad y ya basta que se estén “echando la bolita” de quién es la competencia para combatir tal o cual delito; el ciudadano no ve esas divisiones administrativas, él solo quiere ver el resultado, salir de su casa con tranquilidad y dejar a su familia segura. No se pone a pensar que si los anteriores gobernantes se llevaron o no el dinero de las arcas del erario público, ellos quieren soluciones a sus demandas de agua potable, alumbrado público, calles bien pavimentadas, parques limpios, atención inmediata y buen trato en las oficinas gubernamentales.
Tampoco los ciudadanos que demandan vivienda quieren escuchar que no hay terrenos de la reserva territorial para reubicarlos; ellos saben que sí, pues si un gobernante, sus amigos y su familia se agenciaron casi 90 hectáreas en todo el estado, pues consideran que ellos podrían hacer sus chocitas en un 10 por ciento de ese territorio.
Lo cierto es que los y las presidentes tienen los días contados; ¿qué han hecho en seis meses?, pues el lector tiene la respuesta. También hay secretarios de estado a quienes se les debe de revisar su Plan de Trabajo, que tengan en mente que su trabajo es crear y ejecutar políticas públicas que beneficien a los quintanarroenses. Efectividad y eficacia, es el sello que deben tener estos gobiernos, algunos ni saben la definición de ambas palabras.