Emprender puede ser desastroso si no se sabe emprender, ya que los
datos que arroja el Centro
para el Desarrollo de la Competitividad Empresarial (CETRO-CRECE) el 75% de las PyMEs en México fracasan y cierran sus operaciones antes de cumplir los dos años de haber iniciado y el problema no termina ahí.
El 80% fracasa antes de los cinco años y el 90% no llegará a cumplir los diez años. Esto nos habla de un problema sistémico que es necesario resolver si se desea emprender en nuestro país, ya que no hay que olvidar que estos negocios, generan el 72% de los empleos en México y representan el
52% del producto interno bruto.
El miedo al fracaso es uno de los mayores obstáculos para emprender, pero además el exceso de trámites, la creciente falta de certeza jurídica y sin duda alguna también el acoso que hay para pagos extras
que hacen que se pierda el equilibrio y la utilidad misma, una de las formas más factibles de emprender y reducir
el margen de fracaso, es a través de la preparación y las incubadoras son una opción factible.
Las incubadoras de empresas, son organizaciones que tienen como objetivo WWel apoyo a la creación
y el desarrollo de pequeñas empresas o microempresas en sus primeras etapas de vida, dan apoyo a los nuevos empresarios tanto en aspectos de gestión empresarial, como en el acceso a instalaciones
y recursos a muy bajo costo
e incluso de forma gratuita, bajo el objetivo de disminuir el riesgo inherente a la creación de un nuevo negocio.
Por tal motivo, la Secretaría de Economía, a través
del Sistema Nacional de Incubación de Empresas (SNIE), promovía el espíritu emprendedor y la cultura empresarial para la creación de más y mejores empresas, más y mejores empleos, a través
de una red de incubadoras a nivel nacional que asesoraban y acompañaban a los emprendedores en la elaboración de su Plan de Negocios y apertura de su empresa.
Durante la primera
década de este siglo,
fueron impulsadas muchas incubadoras a través de una cadena nacional de las mismas, que, en muchas universidades y centros específicos para
ello, se crearon, formaron, instalaron y asesoraron a miles de proyectos, pero
se ha ido perdiendo en el tiempo ese impulso y se han actualizado las formas, ya que posteriormente pasaron a ser
impulsoras y otros nombres que variaban en su concepto, pero no en la finalidad.
Falta mucho por hacer
en el tema de impulsar el emprendurismo y lograr consolidar proyectos para que pasen a ser empresas y de esta manera lograr la creación de empleos o al menos el autoempleo de manera formal y prospera y corresponde a
las actuales autoridades y nuevas generaciones, crear, diseñar y hacer que funcionen los mecanismos para que emprender sea exitoso y contribuya al desarrollo humano sustentable e impulse el desarrollo de México como país.