“Si tienes buenas armas, tendrás buenos amigos” es una frase que el político y escritor Nicolás Maquiavelo cita en su más célebre obra “El príncipe”, cuyo contenido se ha convertido en el epítome del manejo gubernativo y electoral actual de las instituciones de poder en todo el mundo.
En la política mexicana, la mencionada máxima del afamado autor italiano ha pasado a aplicarse también al revés; es decir, que si tienes buenos (o malos) amigos, tendrás también buenas armas. Y a pesar de que el término “armas” pudiera interpretarse como una analogía en la época contemporánea, tenemos en nuestro país partidos políticos que por sus presuntos nexos con el crimen organizado, cuentan –literalmente- con este pérfido elemento.
Así lo advierte la Arquidiócesis Primada de México, que por medio de su editorial del semanario “Desde la fe”, señaló que en el actual proceso electoral se percibe el “tufo del narco”.
A criterio de la Iglesia Católica en nuestro país (que tampoco puede darse el lujo de presumir impecabilidad), existen partidos políticos que han consumado alianzas con cárteles de la droga y otras actividades ilícitas para sumar recursos económicos que sirvan como patrocinio a las campañas electorales de sus candidatos, así como también achantar a otras instituciones para no obstaculizar el virtual triunfo de sus “gallos”.
En este sentido, habría que retomar lo que sucedió hace poco más de una semana en el estado de Tamaulipas, en donde los registros de tres candidatos a alcaldías fueron cancelados por su partido, el PRI. Fue el mismo dirigente nacional del tricolor, Manlio Fabio Beltrones, el que justificó dicha medida argumentando que estos estaban “amenazados o comprados por el crimen organizado”.
Sin irnos tan lejos ni mencionar nombres, recordemos que nuestro estado, Quintana Roo, está envuelto en un escándalo que aún no termina por aclararse, respecto a dos candidatos a la gubernatura cuyos partidos políticos han emprendido una fuerte campaña mediática para desprestigiarse con la acusación de tener cada uno ligas con un empresario, el cual –se presume- tiene ligas con el crimen organizado.
Mientras que el de la coalición PAN-PRD ya hizo valer su derecho a réplica, negando toda imputación que se le adjudicado, el de la alianza PRI-Pvem-Panal sigue haciéndose el de los “oídos sordos”; no lo acepta, pero tampoco lo niega. Habrá que ver entonces, ahora que se ha confirmado fecha y lugar para el debate entre los candidatos a un puesto de elección popular en la entidad, si el priísta está aguardando la oportunidad precisa para sacar un “as bajo la manga”, o cual sea será su recurso de defensa. Y es que ya estando frente a frente, será un escenario totalmente distinto.