Este mundo está al revés. La clase de cómo se debe investigar un delito, que ha dado Estados Unidos a México, debe calar tan profundo como la construcción del muro o como los comentarios xenofóbicos del presidente Donald Trump.
Y es que mientras que los norteamericanos en realidad se preocuparon por esclarecer el caso del jersey robado al mariscal de campo de los Patriotas de Nueva Inglaterra, Tom Brady, utilizado en la LI Edición del Super Tazón, hasta dar con el responsable, aquí en México no se puede aclarar el caso de los 43 desaparecidos de Ayotzinapa, no se logra la aprehensión del ex gobernador de Veracruz, Javier Duarte, y en Quintana Roo no hay una sola captura en los más de 30 asesinatos ocurridos en lo que va del año.
¡Para Ripley!
Pero eso no es todo, pues además de la vergüenza mundial que representa el hecho de que el responsable del robo del jersey es un periodista mexicano llamado Mauricio Ortega, lo peor del asunto es que este individuo cometió un delito en el que sólo regresó tal indumentaria deportiva, acompañada quizá de un “usted disculpe mister Brady”. Y ya. La policía no actuó en su contra.
Mientras, en México las cárceles están tupidas de gente inocente y de personas que robaron un pan por hambre o una medicina para aliviar a un familiar o unos tenis para un niño descalzo.
Está visto que este país no necesita un Mando Único, ni más agentes, ni más armas, lo que México requiere es la aplicación de la justicia a secas, y que regresen aquellos agentes como Sahagún Vaca, como Jesús Miyazawa, como Rafael Rocha Cordero, incluso como Fernando Gutiérrez Barrios…agentes duros, quizá torturadores, pero verdaderos investigadores que generaban pánico a la delincuencia.