De la mano del nuevo Gobierno del Estado, de extracción PAN-PRD, se está cocinando lo que pretenden que sea un nuevo PRI en la entidad, o más bien, reconfigurar este partido y regresarlo a sus militantes, a aquellos que lo formaron hace años en esta entidad y que fueron ninguneados, hechos a un lado durante las etapas del “borgismo” y el “felixato”.
La intención de quienes llevan a cabo este trabajo de tejido fino dentro del Revolucionario Institucional no necesariamente es regresar el gobierno al PRI en 2022, sino evitar a toda costa que las huestes de los dos más recientes ex gobernadores tomen las riendas del instituto y se corra el peligro de volver a vivir lo que consideran un retroceso y una pesadilla que representaron para el estado las dos últimas administraciones.
Incluso se dice que este proyecto tiene el aval de Los Pinos, sobre todo, luego de que los dos candidatos priistas a la Presidencia de la República han sucumbido en esta entidad, por lo que existe la presión de llevar a cabo este trabajo lo antes posible, sin miramientos y sin importar quién se ponga enfrente.
De esta manera, el PRI de Quintana Roo sería arrancado a la chiquillada, a los mozalbetes que tuvieron en sus manos al partido y que hoy sufren la derrota, cuya única virtud fue tener de padrinos a Félix y/o a Borge.
Se espera que muy pronto empiecen a tomar las riendas del Revolucionario Institucional nombres como Joaquín Hendricks y su hija Leslie, Magaly Achach y su hija Candy Ayuso (quien no traicionó a nadie, más bien obedece a este movimiento de reconstrucción interna), Eduardo Ovando, Eduardo Espinosa Abuxapqui, Mario Villanueva y su hijo Carlos Mario, Jorge Polanco y su hija Berenice, entre muchos otros, verdaderos priistas y no hechizos.
De hecho, están dejando todo listo para cuando termine su gestión Raymundo King al frente del Revolucionario Institucional, para entonces tomar el partido y darle el cauce que tienen planeado.
Se afirma que tampoco harán a un lado ni correrán a nadie del partido, sino que todos estarán invitados a esta reconstrucción, pero si alguien se interpone, entonces sí lo tendrán que apartar, aunque claro está que no serán bien vistos aquellos que son identificados como gente de Félix o de Borge como en el caso de Fabián Vallado, de Paul Carrillo, de Raymundo King, de Chanito Toledo y de Mauricio Góngora, entre otros.
Como sea que lo hagan, el PRI aquí y en todo el país se las verá sumamente difíciles en 2018, producto del desaseado gobierno de Enrique Peña Nieto.