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El PRI se engolosina

El Partido Revolucionario Institucional (PRI) se fabricó una bandera oportunista y, ondeándola agresivamente contra sus adversarios, se ha considerado suficientemente resurrecto como para armar gresca grotesca en la cámara de diputados.

Atenido a su histórica disponibilidad de recursos gubernamentales y privados, por vías subterráneas e ilegales, el PRI ha creído encontrar su salvación electoral mediante la proclamación del fin de la historia del financiamiento público a los partidos. La tesis no tiene asidero constitucional (“Es inconstitucional la cancelación de prerrogativas a partidos: Valadés Ríos”: nota de José Antonio Román, en La Jornada https://goo.gl/PxGXCF), pero encaja perfectamente con un ánimo social contrario al despilfarro partidista y electoral, ánimo potenciado a partir del más reciente sismo.

Armado por única ocasión en muchísimos años, décadas, de una bandera falsa, impracticable, pero susceptible de manejo aparatoso para fines de propaganda, el PRI se ha engolosinado (y corre el riesgo de empacharse). Habitualmente puesto contra las cuerdas, ahora ha ganado la iniciativa (aunque el primer pronunciamiento partidista de destinación de recursos para los damnificados fue realizada por Andrés Manuel López Obrador, presidente de Morena) y ha propiciado una sincrónica campaña de acoso contra los dirigentes de los tres principales partidos que se le oponen: el citado, Morena, y los siempre acomodaticios Acción Nacional y de la Revolución Democrática: “¡Renuncien al dinero público”!, es la exigencia central priista, a la que se añaden adjetivos al gusto del vociferante: payasos, farsantes, mentirosos, traidores.

Ayer, en San Lázaro, se vivió un episodio caricaturesco de este montaje galopante. Miembros de la diputación priista se engallaron en su nuevo rol de “activistas”, casi “opositores” (“¡Este dinosaurio/sí se ve!”, “¡PRI unido -a Los Pinos-/ jamás será vencido!”, podrían ser las nuevas consignas a corear). Y se lanzaron contra Anaya-Canalla, el presidente del PAN que puja por ser candidato presidencial, Barrales la del departamento en Miami y el peje Andrés Manuel López Obrador al que exigieron no sea lagarto.
El espectáculo tragicómico habido ayer en la Cámara de Diputados, bajo la presidencia del priista Jorge Carlos Ramírez Marín (aspirante al gobierno de Yucatán, a quien todo incidente parece moverle las aguas del cenote), es consecuencia plenamente programada de las posturas camorristas de Enrique Ochoa Reza, el presidente formal del PRI, quien obedece a pie juntillas las órdenes provenientes de Los Pinos. El “triunfo” delmacista en el Estado de México revivió la convicción de que el fraude electoral es imparable y, ahora, la privatización de la política es el argumento que los altos mandos creen infalible para “conectar” con los reclamos sociales, el PRI convertido casi en opositor al sistema político y sus excesos. Oh, sí.

Con el último minuto de la semana que corre terminará el plazo legal para el registro de candidatos a la Presidencia de la República que se postulen con independencia de los partidos. Ya se apuntó el conductor de radio y televisión (en receso) Pedro Ferriz de Con. En vía de registro está Armando Ríos Píter, experredista con cercanía táctica con el equipo de Luis Videgaray. El gobernador de Nuevo León, Jaime Rodríguez Calderón, apodado el Bronco, se mantiene en la indefinición, tachado por los malos resultados de su gestión norteña. Gerardo Fernández Noroña no continuó con su aspiración.
Mención aparte merece la panista Margarita Zavala Gómez del Campo, pues a ella le presiona y condiciona ese plazo legal. Muchas veces ha precisado este tecleador independentista que el grupo de Felipe Calderón ha carecido de fuerza estructural al interior del PAN para pretender que una carta, conyugal, además, pueda ser aprobada. Esa debilidad extrema no es nueva: estando Calderón en Los Pinos, en diciembre de 2010, perdió el control de Acción Nacional frente al grupo encabezado por el chihuahuense Gustavo Madero. No pudo imponer como dirigente nacional panista a su favorito, Roberto Gil Zuarth, como tampoco pudo hacer candidato presidencial en 2012 a Ernesto Cordero. Si no pudo, estando en Los Pinos, menos podría ahora, en declive, hacer candidata presidencial a su esposa, con el mismo grupo contrario a ellos en el poder, divididos un tiempo Ricardo Anaya y Gustavo Madero, pero ahora reunificados.
Las escaramuzas margaritas han sido, pues, artificio sin viabilidad en el PAN de Anaya, Madero, Creel y Fernández de Cevallos. Pero, si no podrá ser candidata por Acción Nacional, Zavala Gómez del Campo debería registrarse como independiente al finalizar este sábado. O quedar en espera de ser postulada, tal vez, por el Partido Encuentro Social, absolutamente marginal, de corte religioso derechista y con toques hidalguenses de marca Osorio Chong y Murillo Karam.
Los Chuchos, es decir, la corriente denominada Nueva Izquierda, ha solicitado a su partido, el de la Revolución Democrática, que gire una atenta invitación a Ricardo Monreal Ávila para que acepte ser candidato a la jefatura de gobierno de la capital del país, a nombre del Frente Ciudadano por México. Con este lance de tan significativos chuchos se reabre el expediente de la batalla por el gobierno capitalino, que había entrado en tregua luego del sismo. A esa pretensión chucho-monrealista habrán de resistirse Miguel Ángel Mancera y Alejandra Barrales, pues se quedarían sin nada, en términos de candidaturas importantes, con la presidencial para el PAN y, la capitalina, para un jefe delegacional “externo”, que no lo es tanto.

Y, mientras la gubernatura de Coahuila sigue siendo usada como pieza de ajustes finales entre Los Pinos y su aliado el PAN, ahora con un dictamen de una comisión del Instituto Nacional Electoral que reporta un rebase (10.5%) en gastos de campaña del priista Miguel Ángel Riquelme, lo que podría significar la anulación de los resultados de esa elección (aunque, luego, el TEPJF podría juzgar tal resolución), ¡hasta mañana!

Publicado por
Redacción Quintana Roo