A ver, a ver…creo que no entendí muy bien:
¿O sea que ahora en México, con una disculpa y con reconocer el error, un transgresor de la Ley ya la libró? O ¿cómo…?
Y es que ayer, durante la promulgación del Sistema Nacional Anticorrupción, Enrique Peña Nieto, sí, ese que en teoría debería de dar el ejemplo, máxime si se trata de una iniciativa que él mismo creó, se refirió a la es considerada como la principal muestra de la corrupción en el país, o sea su Casa Blanca –no el monumento al Mestizaje, en Chetumal- y ofreció una disculpa a la ciudadanía por lo que llamó “un error”.
“Este asunto me reafirmó que los servidores públicos somos responsables de la percepción que generamos con lo que hacemos y en esto reconozco que cometí un error”, dijo.
Recordó que en noviembre de 2014, la información difundida sobre la llamada Casa Blanca causó gran indignación.
“En carne propia sentí la irritación de los mexicanos. La entiendo perfectamente. Por eso, con toda humildad, les pido perdón”, reiteró.
La disculpa ofrecida por Peña Nieto se dio en el marco de la promulgación del Sistema Nacional Anticorrupción, contexto en que enfatizó que si se busca recuperar la confianza ciudadana “todos tenemos que ser autocríticos, tenemos que vernos en el espejo, empezando por el propio Presidente de la República”.
Ok señor Presidente, digamos que está perdonado ¿Y luego?
Es la pregunta que nos hacemos 120 millones de mexicanos, porque esa casita por la que usted pide perdón, justo en el día de la “Anticorrupción”, resulta que la pagamos nosotros, porque está visto que con su sueldo como presidente, e incluso sumándole todas sus percepciones como gobernador, no le alcanzaría ni a usted ni a su esposa como ex actriz.