Los últimos acontecimientos en la empresa Televisa han provocado una incertidumbre total en las oficinas de Chapultepec y San Ángel, no es para menos, la que fue considerada una de las empresas más sólidas del país, la más grande en su giro en toda Latinoamérica y la de mayor penetración en los hogares mexicanos durante más de 50 años, hoy está, sino en quiebra, sí en un rumbo que va directo al precipicio. Apenas el pasado mes de agosto, Televisa realizó algunas modificaciones en su programación, una de ellas era la salida de Joaquín López-Dóriga del espacio informativo estelar para darle ingreso a la periodista Denise Maerker , mientras tanto el llamado “teacher” iniciaría un par de programas nocturnos (Chapultepec 18 y Si me dicen no vengo), también se incorporó a la nueva programación Arath de la Torre y Víctor Trujillo; sin embargo, a 3 meses de lanzar estos programas, se anuncia su salida del aire para enero de 2017.

El asunto no queda ahí, en la salida de estos programas y de personalidades fuera de cuadro como López-Dóriga, Adela Micha que también desaparece con su entrevista por Adela, y Víctor Trujillo, no, aquí el más afectado será el personal que despedirán en breve y los que ya fueron despedidos durante este catastrófico 2016 para Televisa.Es el ocaso de un gigante que prefirió desde sus inicios ser aliado y soldado (como diría su propio dueño Azcárraga Milmo) del presidente de México en turno, por encima de una sociedad a la que manipularon y distrajeron con fanatismo futbolero, con telenovelas para las doñas y con contenidos por lo general sin cultura para el pueblo mexicano, tampoco quiero decir que todo lo que sea Televisa es malo, no, como decía en renglones más arriba, hay gente valiosa sobre todo aquella que no sale a cuadro, aquella que madruga y sale a altas horas de la noche con el orgullo de haber laborado honesta y profesionalmente para llevar comida y sustento a su familia.