He aquí navegando en las violentas aguas del fin de semana, en plenas fiestas patrias, a propósito de la ejecución el sábado pasado de una pareja de policías ministeriales y su hijo menor de edad, entre otros hechos sangrientos en el norte del estado, y los sospechosos actos pirómanos en los que se incendiaron 3 vehículos en diversos puntos en Chetumal, la capital de Quintana Roo.

Sucesos que interrumpieron la efervescencia política, entre las reacciones por el primer Informe de Gobierno de Carlos Joaquín González y la rendición de cuentas de algunos Presidentes Municipales, la reforma política-electoral en el Congreso del Estado, y los diversos actos públicos relativos al grito de independencia y el desfile cívico-militar.

En este contexto de la vida pública oficial, 48 horas antes del atentado en la que perdieran la vida la familia que integraban los policías, el Fiscal General Miguel Angel Pech Cen hizo una declaración a los medios de comunicación, por demás desafortunada y temeraria, sin sentido político y carente de institucionalidad, por más real que fuera; simple y llanamente dijo que tenían muchas carencias, desde llantas para los vehículos hasta la falta de armamento y equipo policiaco, al grado de afirmar que la Fiscalía no aguantaban un atentado más.
En un desayuno con periodistas, señaló que recién recibió un apoyo de armamento y equipo del gobernador, pero que resultó insuficiente ante las necesidades de la Fiscalía, por lo que consideró que ningún policía arriesgaría su vida por defender a la sociedad. En su caso, “tendría miedo de contraer tétanos por utilizar las armas que tenemos”, ironizó. Al tiempo que agregó que tienen que trasladar los cadáveres en camionetas ante la falta de ambulancias.

En este encuentro con medios de comunicación, abundó que es preocupante el combate al narcomenudeo ante la aparición de cédulas que pretenden controlar la plaza, “y es increíble que en la zona norte ya no hay respeto por las familias que están desayunando”. Detalló la forma en que se ofrece la droga –popotes, flores, dulces, plumas-, y si hay oferta es que hay consumidores: “este es el problema del trabajo diario que he heredado”.

Tal parece que la delincuencia organizada le tomó la palabra al Fiscal, al margen del móvil que resulte, ejecutó a dos de sus policías ministeriales (el comandante Julio César Durán Cárdenas y la policía ministerial Alia Shagreel Lugo Leal, más su hijo), quienes murieron abatidos por las balas en el estacionamiento de la Gran Plaza en Cancún, entre el pánico de quienes paseaban en el lugar.

En un escueto comunicado, la Fiscalía General del Estado “se compromete a que estos hechos no quedarán impunes y ha iniciado con la carpeta de investigación con la certidumbre que los asesinos de nuestros compañeros serán castigados con toda la fuerza de la ley”. “Reiteramos nuestro compromiso de velar en todo momento por la seguridad de los quintanarroenses”.

Por añadidura, estamos ante un Fiscal General rebasado por los hechos, con problemas de salud, sin Vice Fiscales en las zonas norte y maya de la entidad; su caso, es una renuncia anunciada.

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