“Saber que ‘no sé’ es el inicio al camino de la sabiduría”
Hoy, en esta tarde lluviosa, me puse a reflexionar sobre la vida. ¿Realmente qué es la vida? ¿Te has puesto a pensar “quiénes somos” o “de dónde venimos”? ¿Hacia dónde vamos? Todos nos hemos hecho esta pregunta y aún sin contestarla, vivimos una vida fuera de control.
Encontrar la razón para vivir es encontrarse a sí mismo y esto es encontrar el propósito por el cual vinimos. No somos un aborto de la naturaleza, ni un experimento al azar, no somos una casualidad… Todos los seres humanos tenemos un propósito claro y definido y encontrarlo ha sido de las grandes incógnitas a lo largo de la historia de la humanidad. Una vez que logras descubrir tu propósito, ya estás listo para lograr todas tus metas; este es el combustible para llegar a la plenitud de la vida y es entonces que comenzamos a vivir realmente. ¡Despierta México! ¡Despierta Quintana Roo! Iniciemos el camino hacia la plenitud, hacia el despertar de conciencia para que podamos realmente cumplir con la misión que se nos fue encomendada. Mario de Andrade, poeta brasileño, escribió una vez:
“Conté mis años y descubrí que tengo menos tiempo para vivir de aquí en adelante, que el que viví hasta ahora…
Me siento como aquel niño que ganó un paquete de dulces: los primeros los comió con agrado, pero, cuando percibió que quedaban pocos, comenzó a saborearlos profundamente.
Ya no tengo tiempo para reuniones interminables, donde se discuten estatutos, normas, procedimientos y reglamentos internos, sabiendo que no se va a lograr nada.
Ya no tengo tiempo para soportar a personas absurdas que, a pesar de su edad cronológica, no han crecido. Ya no tengo tiempo para lidiar con mediocridades. No quiero estar en reuniones donde desfilan egos inflados.
No tolero a manipuladores y oportunistas. Me molestan los envidiosos, que tratan de desacreditar a los más capaces para apropiarse de sus lugares, talentos y logros. Las personas no discuten contenidos, apenas los títulos. Mi tiempo es escaso como para discutir títulos.
Sí… Tengo prisa por vivir con la intensidad que sólo la madurez puede dar. Pretendo no desperdiciar parte alguna de los dulces que me quedan… Estoy seguro que serán más exquisitos que los que hasta ahora he comido.
Mi meta es llegar al final satisfecho y en paz con mis seres queridos y con mi conciencia.
Tenemos dos vidas y, la segunda comienza cuando te das cuenta que sólo tienes una…”
Cambié yo y cambió el mundo.
Hasta pronto.