Nunca un cambio de poderes se había tornado tan violento, con tanto malestar e incertidumbre social, ni siquiera al término del sexenio de Mario Villanueva Madrid, pese a haber sido perseguido por el entonces Presidente, Ernesto Zedillo, acusado de cometer delitos que nunca le comprobaron.
Hoy no sólo la gubernatura pasará de manos en forma ríspida, incluso con la firme amenaza de “sancionar” al aún jefe del Ejecutivo, si después de ser auditado le descubren irregularidades, sino también los municipios están inmiscuidos en una serie de problemas que parecen bombas de tiempo.
En Chetumal, el alcalde saliente, Eduardo Espinosa le entra al tiro contra el gobernador Roberto Borge, al acusarlo de todos los males por los que atraviesa el gobierno municipal, y que son muchos.
Casos como Felipe Carrillo Puerto, en donde se ha demandado juicio político a su presidente municipal, Gabriel Carballo Tadeo, por parte de ex trabajadores del ayuntamiento, y lo mismo pasa con Luciano Simá, quien al parecer se sirvió con la cuchara grande en un municipio pobre, como Lázaro Cárdenas.
En Tulum, los policías tomaron la decisión de apostarse a las afueras de la casa del alcalde, David Balam Chan, para exigirle dinero que se les debe y por ello lanzaron basura y huevos a su vivienda.
En Solidaridad las cosas también están que arden. Éste reporta números rojos y por ello dejó de cumplir con sus obligaciones, lo que ha enardecido a la población que arroja su basura en Palacio Municipal.
Finalmente en Cancún se entregará quizá el peor gobierno municipal del estado, hundido en la violencia, con hechos atroces todos los días.
Y esto se da, sin duda, por falta de recursos, por la manera en que la entidad ha sido saqueada desde hace casi 12 años.