UBER es una empresa como cualquiera surgida del sistema capitalista que se distingue por la libre empresa y el libre mercado, que significan la libre competencia en el juego de la oferta y demanda.
Los creadores de UBER han sido muy inteligentes, demasiado vivos, porque de lo que se dice, se desprende que la empresa da un servicio sin invertir más que en la tecnología que utilizan, en sus instalaciones y en los salarios del personal directivo y administrativo, pues los vehículos son aportados por los propietarios de éstos, que son los choferes, quienes reciben un pago por el servicio y UBER cobra una comisión. Se dice que UBER ha crecido enormemente al grado de ser ya una empresa transnacional que vale varios miles de millones de dólares.
Para UBER lo importante es la tecnología, y se basa en un control central computarizado que ubica a los vehículos y a los demandantes del servicio, atendiendo al usuario de manera rápida.
Como empresa, UBER busca ganancias las que solo puede obtener por medio del pago que hacen los usuarios del servicio de transporte y, como UBER busca ganar dinero, también contempla trabajar con sobreprecios.
Ofrece servicio eficiente, a tiempo y se supone que a precio accesible, aunque tiene contemplado el ingreso extra (denominado surge pricing) en condiciones de alta demanda y escasa oferta del transporte, porque su objetivo es ganar dinero y, en lo posible, incrementar sus ganancias, lo que solo puede lograr aumentando el precio del transporte, significando esto un problema para los usuarios y los gobiernos locales.
Y como es natural, como empresa privada que busca la ganancia al menor costo posible, UBER no tiene sentido social y aquíi es donde la puerca tuerce el rabo respecto a las condiciones de nuestras ciudades y de las de más de Mexico, en que el sentido social lo deben poner los Gobiernos estatales, por la preocupación de generar empleo para quienes carecen de el, y también porque haya bajas tarifas del transporte, debido a las condiciones económicamente difíciles de la población.
Con su sistema, que incorpora como taxista a cualquier propietario de vehículo que ya tiene trabajo, UBER podría considerarse una competencia desleal a los taxistas agrupados en los sindicatos, porque estos son organizaciones sociales y sus choferes por lo general solo tienen el trabajo de taxistas, dependiendo uúnicamente del ingreso que perciben por el servicio que dan.
Sin embargo, vivimos en la libre competencia y UBER se justifica si los actuales taxistas no agarran la onda y se ponen las pilas dando un mejor servicio.