Los temas en referencia a la economía suelen ser difíciles de comprender en términos del capitalismo, en cada uno de ellos se expresan ganancias y pérdidas que para todo inversionista son vitales; sin embargo, para el común de la gente es difícil entenderlos, la mayor parte del tiempo se piensa en salario, compras y deudas y nada más.
Lo ideal sería que en general los habitantes pudiesen entender lo básico, generándose así una nueva consciencia. Por ejemplo el alza de precios, que pocas veces entendemos y que muchas veces creemos se deben a efectos externos a nuestro país: como la demanda e insuficiencia del petróleo, del cobre, la extracción y su dificultad de obtención de diferentes metales, etcétera.
Pero dentro de los múltiples factores existe el creado por el de ser humano de manera insana, avariciosa y codiciosa, y es que el llamado efecto espiral es un proceso por el cual se aumentan los precios al percibir de forma fantasiosa que hay una cantidad de dinero (circulante) suficiente como para que cada persona pueda pagar un precio superior al que sería justo. De esta forma, cada persona dentro del círculo de la economía: extractores de la materia prima, trasformadores de la misma, proveedores e intermediarios y vendedores, le aumentan el precio de forma tal que deja de ser justo y correcto lo que vale dicho producto.
En la década de los 80, en pleno auge de la explotación petrolera en México, la cantidad de dinero que empezó a circular por los bolsillos de una gran cantidad de mexicanos fue tal, que se daban el lujo de poder adquirir productos extranjeros de supuesta mejor calidad a un precio elevado. ¿Y qué pasa ahora?