Un pueblo educado será uno más libre, menos manipulable y seguramente con mayor tendencia hacia la igualdad y la inclusión. El meollo es cuando la educación sigue siendo utilizada como un instrumento de control, manipulación e ideologización.
Contrario a lo que se cree no nada más los regímenes dictatoriales, de izquierda o derecha, se atreven a alterar los libros de texto a fin de crear un adoctrinamiento entre los educandos favorable para sus intereses de perpetuación en el poder; también acontece en democracia.
En España sucede visiblemente con cada cambio de Gobierno, esa alternancia bipartidista entre el PP y el PSOE, recientemente puesta en riesgo con las fuerzas emergentes de Podemos y Ciudadanos.
Para el PSOE que no se olvide el franquismo es una forma de reivindicar en la memoria a los comunistas y republicanos y ese interés lo traslada a los libros de texto.
El ejemplo más claro sucedió durante el mandato de José Luis Rodríguez Zapatero, el socialista apoyado en el Congreso impuso el estudio de una nueva asignatura “educación para la ciudadanía” que figuraba en la estructura del último año de Primaria y formaba parte de todo el ciclo de Secundaria.
Sobra decir la cantidad de críticas recibidas con una opinión pública, primordialmente se le consideraba como una especie de forma de manipular a los estudiantes y muchos pedagogos no le veían el impacto en el aprendizaje de los adolescentes pero sí una forma de tergiversación del modelo de sociedad.
Con la llegada al poder del presidente Mariano Rajoy (recientemente asumió su segundo período al frente del Ejecutivo) uno de los objetivos ha sido precisamente eliminar a la susodicha materia del programa curricular.
Y hablamos de democracia. En México tampoco se está exento de que las manos que arriban al poder se metan hasta la cocina para amasar la masa del conocimiento; igualmente alterando el papel en la Historia de diversos líderes.
Así como nos preocupa que organismos con tareas ultra delicadas en términos económicos y financieros ostenten un papel de autonomía y descentralización para desvincularse de los apetitos de dominación del presidente de turno; así deberíamos exigir que se salvaguarde a la secretaría, el ministerio u organismo encargado de las directrices educativas de la Nación, de sus libros de texto, del contenido científico y de su historicidad.