La lamentable pregunta del “¿y ustedes qué harían?” ha calado en una sociedad que no da crédito al hecho de que el mismo presidente de la República abra de esta manera un cuestionamiento que tiene mil respuestas y ninguna a la vez, pero deja en claro que en México tenemos un Canciller que no conoce nada de diplomacia, un secretario de Educación que no tiene educación, y un mandatario que no sabe ni dónde está parado.
Y así nos podríamos ir quizá con la lista entera del gabinete, como un titular de Sedesol que ni siquiera sabe hablar y menos expresar una idea. Esto es tal vez la respuesta a todas las incógnitas y a los hechos que están sucediendo y que tienen hundido al país: Tenemos un gobierno arribista, sin idea de cómo se debe gobernar.
“¿Ustedes qué harían?” lo suelta y la sociedad se llena de bolas la cabeza, con la demanda unánime: ¡Dejen de robar!
Lamentable también es que Peña Nieto salga hoy con su “zedillada” y trate de tirar la papa caliente a su antecesor, a quien acusó de haber “regalado la gasolina”, cuando la realidad es que los combustibles deben ser subsidiados, deben ser colocados como máxima prioridad e incluso como un producto de seguridad nacional.
¿Por qué hasta ahora, cuando ya pasó su cuarto año de mandato, asegura que Felipe Calderón malbarató la gasolina para evitar costos políticos?
¿Por qué no se atrevió a decirlo en campaña, como lo hizo López Obrador? Y más aún ¿por qué no anunció que de llegar a la presidencia eliminaría el subsidio, “para evitar costos a futuro”?
Peña Nieto debe ser más convincente, y lo debe hacer antes que el país le estalle en las manos.