CIUDAD DE MÉXICO
Si padeces diabetes o conoces a alguien con esta enfermedad, sabes que parte fundamental de su tratamiento es mantener los niveles de glucosa estable y para lograrlo, muchas veces es necesario utilizar medicamentos, pero ¿cuáles son las diferencias entre metformina e insulina?
Hagamos un pequeño repaso de la diabetes tipo 2. Especialistas de Mayo Clinic explican que esta enfermedad es un trastorno crónico que afecta cómo el cuerpo metaboliza la glucosa o azúcar, que es algo así como el combustible del cuerpo.
Nuestro páncreas segrega insulina, una hormona que regula el movimiento del azúcar en las células, pero cuando no produces suficiente o tu cuerpo es resistente a sus efectos (o ambas), no es posible movilizar el azúcar hasta las células, por lo tanto, ésta se acumula en la sangre, es ahí cuando hablamos de diabetes.
La razón exacta por la que esto pasa, se desconoce, aunque hay diversos factores que influyen en su aparición, como los genéticos y de estilo de vida.
UNA ENFERMEDAD CRÓNICA CON LA CUAL SE PUEDE VIVIR
La clave para vivir con diabetes está en mantener los niveles de glucosa estables para prevenir complicaciones que pueden afectar otros órganos del cuerpo. Para lograrlo, es importante tomar en cuenta aspectos como la pérdida de peso, alimentación saludable, la actividad física y los medicamentos.
Si bien, no es obligatorio que un paciente con diabetes tome medicamentos, la mayoría de quienes son diagnosticados la utilizan para mantener más estables sus niveles de azúcar. Entre las más conocidas están la metformina y la insulina, pero cuál es la diferencia entre ambas.
LA FUNCIÓN DE LA METFORMINA EN TU CUERPO
La forma más común para tomarla es a través de pastillas y suele ser el primer medicamento que utilizan los médicos para tratar la diabetes una vez diagnosticada. ¿La razón? La metformina funciona reduciendo la cantidad de glucosa que se produce en el hígado, además de ayudarle a utilizar mejor la insulina, con el plus de contribuir a la pérdida de peso, de ahí que algunos médicos recomienden la metformina para perder peso.
Cuando tu cuerpo reacciona a este tratamiento, es posible mantenerte con él muchos años. En contraste, si ésta y los cambios a tu alimentación, ejercicio y otros hábitos, no son suficientes, es posible pasar a otros medicamentos, como la insulina.
¿CÓMO FUNCIONA LA INSULINA INYECTADA PARA LOS DIABÉTICOS?
Podríamos decir que la insulina como medicamento, toma el lugar de la que produce el cuerpo; es decir, ayuda a mover el azúcar de la sangre hacia los tejidos para que sea utilizada como energía, al tiempo que evita que el hígado produzca más azúcar.
Sin embargo, según el Instituto Nacional de Diabetes y Enfermedades Digestivas y Renales, no existe un solo tipo de insulina, pues varía su velocidad de acción y el tiempo que se mantiene su efecto. La forma de aplicarla es inyectándola en zonas como los muslos, glúteos, parte superior del brazo y abdomen, donde trabaja más rápido. Y la dosis depende de la indicación médica.
¿POR QUÉ A ALGUNOS LES RECETAN METFORMINA Y A OTROS INSULINA?
Como pudiste ver la diferencia principal entre metformina e insulina es que la primera ayuda a utilizar mejor la insulina, mientras que la segunda sustituye a la insulina que tu cuerpo no produce. Generalmente la insulina se utiliza cuando los pacientes no reaccionan a otros tratamientos (como la metformina), sin embargo, no siempre es así.
Según la Federación Mexicana de Diabetes, el tratamiento recetado depende de si el paciente tiene resistencia a la insulina, intolerancia a los carbohidratos o definitivamente no produce insulina, en cuyo caso sería necesario inyectarla.
De igual modo, influye el peso, edad, si hay embarazo (esto porque la diabetes gestacional obliga a más dosis de insulina) y las complicaciones. De ahí que no siempre la insulina signifique que te encuentres muy mal.
Sin importar cuál sea el tratamiento que sigas, los médicos destacan el tomarlo en serio, pues si bien es posible tener una buena calidad de vida con diabetes, si te descuidas puedes provocar serios daños en tu salud. Por eso, no sólo debes seguir tu tratamiento, también las indicaciones y llevar una alimentación saludable.