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Desfigurar lo “independiente”

El Instituto Nacional Electoral (INE) entregó ayer las primeras autorizaciones para que ciudadanos sin partido puedan comenzar la búsqueda de firmas que les habiliten como candidatos presidenciales. Cuarenta fueron los aprobados para buscar tales postulaciones, de un total de 86 que se anotaron. A su vez, 38 casos tendrán oportunidad de subsanar ciertos errores y omisiones y, en principio, solo ocho aspirantes fueron descartados. Ya en sí, cuarenta pretendientes son muchos, y peor sería si los 38 expedientes en espera de corrección terminan por ser aprobados: serían 78 aspirantes en busca de juntar, cada cual, y sin repetir, más de 800 mil firmas de apoyo.

Sin embargo, en la realidad política está claro que hay un segmento de “élite” en esas aspiraciones, como lo muestran los expedientes de los tres primeros “relevantes”, quienes han pertenecido durante décadas al sistema de partidos y han ejercido posiciones de poder: Margarita Zavala Gómez del Campo, quien hace unos días aún militaba en Acción Nacional (e incluso declaró que ella por siempre sería panista) y Armando Ríos Píter, quien ha participado en los poderes ejecutivo y legislativo, al amparo de las siglas del PRI y el PRD.

En estricto sentido, no son “independientes” ni “ciudadanos” (en la acepción que ahora se está usando, aunque es obvio que los ciudadanos con partido también son ciudadanos). Todo lo contrario: Zavala abandera al grupo de Felipe Calderón, que por la vía conyugal pretende regresar a Los Pinos, y Ríos Píter tiene una significativa cercanía con el equipo de Luis Videgaray (es decir, Meade o Nuño).

Otro habilitado, con viabilidad en esta primera fase, es el periodista Pedro Ferriz de Con, quien ha desarrollado una larga carrera (ahora en receso) como conductor de noticieros, sobre todo radiofónicos. Aún cuando es perceptible una mayor proximidad a posiciones de derecha (en ámbitos priistas se le ha acusado de ser proclive al panismo o, ahora, a su vertiente felimargarista), el hijo del locutor y conductor del mismo nombre (Pedro Ferriz Santacruz) sí puede ser clasificado de manera genuina como un aspirante a candidato que es independiente de militancias partidistas y adscripciones formales de poder.

Era evidente que tampoco tendrían problemas para su acreditación ni el actual gobernador de Nuevo León, Jaime Rodríguez Calderón, autodenominado el Bronco, ni María de Jesús Patricio Martínez, llamada Mari Chuy, ella a nombre de grupos y organizaciones civiles e indígenas. Pero a fin de cuentas se ha desfigurado el propósito de tales candidaturas “independientes”, salvo los casos de Ferriz de Con y de Patricio Martínez (ésta, incluso, sin la búsqueda real de una eventual victoria, diseñada más bien la postulación y la campaña como una plataforma de denuncia de los problemas de comunidades con crecientes problemas). En tres casos relevantes (Zavala, Ríos Píter y el Bronco), la opción de los independientes ha sido utilizada como mecanismo alterno para dar cauce a conflictos internos de los partidos o a jugadas truculentas de simulación competidora para fraccionar el caudal de votos opositores y favorecer la candidatura de élite que el sistema determine como viable.
Ayer murió el ingeniero Gonzalo Martínez Corbalá, cuya carrera política, administrativa y diplomática tuvo el momento de mayor fulgor en Chile, durante el golpe militar encabezado por Augusto Pinochet. Por instrucciones del entonces presidente de México, Luis Echeverría Álvarez, el embajador Martínez Corbalá escribió una de las páginas memorables del álbum honorable de la diplomacia mexicana (la de antes), al dar asilo a perseguidos políticos y tender la mano, en general, a chilenos necesitados de apoyo. Militante del PRI, de vocación progresista, Martínez Corbalá fue senador, embajador en otros países (de manera destacada, Cuba), gobernador interino de San Luis Potosí y director del ISSSTE.

El gobernador de Guerrero, Héctor Astudillo, ha resultado un fiasco (es decir, está en el promedio de los mandatarios estatales de nuestro país). Priista de toda la vida, ha sido rebasado por los hechos. En particular, por los hechos de violencia, aunque la abundante propaganda relacionada con su segundo informe de labores haga como que las cosas han mejorado en esa caliente entidad.

Ayer se descubrieron los cuerpos calcinados del ex diputado, ex dirigente del PRD en Guerrero y promotor de la candidatura de Andrés Manuel López Obrador en los tiempos recientes, Ranferi Hernández Acevedo y de su esposa, suegra y chofer (aunque, en el caso de este trabajador, a la hora de cerrar la presente columna aún había versiones periodísticas discordantes respecto a si había sido encontrado o no; los cuerpos calcinados de las víctimas fueron recogidos por familiares y amigos, sin esperar al levantamiento de las diligencias forenses del caso).

Este sábado pasado se realizó un esfuerzo unitario al pie del Ángel de la Independencia, a convocatoria de la Fundación Conciencia y Dignidad, que preside Marcelo Monges. Con la idea de denunciar y combatir a los cárteles inmobiliarios y exigir transparencia en el uso de recursos públicos para la reconstrucción de zonas dañadas por el sismo reciente en la Ciudad de México, se reunieron representantes de algunas agrupaciones metropolitanas y personajes como las actrices Vanessa Bauche y Lourdes Reyes, el escritor y académico Mauricio Merino, la ex comandante de la policía comunitaria de Olinalá, Guerrero, Nestora Salgado (de regreso al país, para recibir un premio, luego de años de cárcel en México) y la ex diputada perredista Lorena Villavicencio.

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Y, mientras panistas anayistas y (aún) panistas calderonistas siguen dando espectáculo de ofensas y descalificaciones al por mayor, como ayer sucedió entre los senadores Ernesto Ruffo y Javier Lozano, ¡hasta mañana!

Publicado por
Redacción Quintana Roo