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Cuestión salomónica (última parte)

En realidad a la ciudadanía no le importa que los políticos dejen de ser corruptos, que sean enjuiciados y regresen lo hurtado; prefieren dividir el botín con éstos corruptos reconocidos a través de otras formas como: evasión del pago de impuestos o tal vez con la sustracción de cosas ajenas (robo hormiga) o el pago mínimo a trabajadores a través de pagadoras.

Somos una sociedad donde seguramente hay madres reales queriendo preservar el bienestar de sus hijos, pero eso llevaría a consecuencias mayores, a situaciones que podrían desembocar en conflictos terribles; que alterarían el orden y la poca o casi nada  paz en que se vive.

Es por ello que prefieren no pelear, no encarar la corrupción como corresponde y dejar pasar para encontrar  alguna otra manera, una alternativa de solución y evitar más atrocidades.

El nuevo gobernador, el señor Carlos Joaquín, quien tanto brincó y brincó para promover la honestidad y la justicia una vez que llegara al poder, no podrá hacerlo de manera íntegra. Y es que la problemática implica que no sólo él tenga la intensión, sino los demás políticos que le rodean pero que por mala ventura, carecen de probidad en su mayoría.

Así que la sociedad se encuentra en un momento salomónico, que en realidad  no da muchas oportunidades de cambios sin realizar grandes estragos.

Lo que si sería interesante es que a partir del triunfo del señor Trump, los mexicanos empezásemos a tomar decisiones que nos permitan encontrar una nueva dinámica en el comportamiento social, este puede convertirse en un momento coyuntural para nuestra historia.

¿Podremos lograrlo? ¿Haremos una decisión salomónica asertiva?

Publicado por
Redacción Quintana Roo