No te preocupes, te conozco. Y te conozco hace ya más de 20 años ¿O eso también me lo vas a negar?

Lo que no se vale es que enredes a gente en tus marrullerías de siempre, que en realidad no me sorprenden. Lo que sí me sorprende es que ahora lo hagas con quien ha tratado siempre de ser amable contigo, como lideresa, como autoridad municipal, como persona y como mujer.
Comprendo que tu vida política viene en franco declive, así lo aceptas, lo asumes, y por eso lanzas a los tuyos a buscar esos horizontes, a saborear las mieles que tu probaste, y que te empapaste.
Incluso comprendo que quizá tengas intereses en un sistema o más bien en un grupo al que perteneciste (o al menos fuiste muy cercana) y que ahora penden de un hilo, luego de derrapar en campaña, mentándole la madre a todo aquel que no votara por el PRI.
Se ve que te aferras entonces a ese hilo del que penden tus intereses. Y créeme que incluso eso, al menos yo, lo comprendo.
Lo que no entiendo, y te hablo ahora como profesional, es que de pronto des la espalda, negando tus palabras, y muestres una cara que no había visto, pero que quizá sea tu real faceta.
Sólo te pido, no te equivoques, no al menos con la gente que te apreció y que, aunque no lo creas, admiró tu fortaleza. No decepciones.
Espero volver a verte, porque ayer sólo fue una llamada entrecortada (que por cierto niegas) y saludarte con el gusto de siempre, aunque en materia laboral cada quien pinte su raya.
Cada quien sabe lo que hizo y lo que dijo.
No te preocupes, por mi parte, mi conciencia está tranquila, lo mismo que mi profesionalismo, intacto. Cada quien es quien es.
Saludos con el cariño y respeto de siempre.