Vivir con VIH en los años 90’s, significaba aprender a morir y no hacer planes para el futuro, salir a la calle suponía aguantar comentarios sarcásticos de los vecinos y miradas de desprecio, cargando el monstruo del estigma que si bien continua hoy persiguiendo a quienes reciben un diagnóstico reactivo y no tienen información del proceso de su infección son aquellos que continúan señalando a quien contrajo la infección con discursos de culpa y de castigo.
México como nación, hoy es considerada en términos de ampliación del acceso al tratamiento antirretroviral (TAR) y de prevención, un país con las mayores repuestas al VIH en poblaciones focales y en la transmisión materno-infantil, pero con una necesidad a una mayor integración y aprovechamiento del continuo de atención como a la supresión viral, ya que se encuentra en fase de transición, por la gestión de sus programas de atención a la infección del Virus de la inmunodeficiencia humana y por la consolidación de la misma, ya que la efectividad que dan hoy los tratamientos retro víricos logran larga calidad de vida a quienes inician a tomarlos a tiempo.
Hoy al igual que otras enfermedades como la diabetes, desde hace algunos años el VIH es tratado como una enfermedad crónica, tras la puesta en el mercado de cada vez más sofisticados medicamentos para controlar la replicación del virus hasta lograr cargas indetectables que reducen el riesgo hasta un 96% de transmitirlo a otra persona.
Aunque los medicamentos para controlar el VIH pueden costar hasta decenas de miles de pesos anuales en un país desarrollado, en muchos países, incluido México, el acceso es “gratuito” en todo el sistema de salud ya que estos son adquiridos por instituciones como el IMSS, el ISSSTE o los CAPASITS, por medio de un fondo de gastos catastróficos incluidos en el Seguro Popular, que dicho fondo hasta junio de 2010 pago la atención de 37,024 casos de VIH y sida con un costo de 1,899 millones de pesos.
En Quintana Roo si no consideramos la prevención combinada y el continuo de la atención como una estrategia efectiva y novedosa a la respuesta del VIH, tendremos más nuevos casos y las muertes por sida podrían duplicarse.
Nadie debe morir ya de sida por lo que la muerte social, el estigma, la discriminación y las fobias no pueden seguir sembrándolas la ignorancia o aquellos que aún no se auto contemplan ni valoran el riesgo en el que pudiesen estar, por lo que contar con un diagnóstico oportuno y el detectar a tiempo VIH reducirían los niveles de infección en Qroo y no tendríamos ya sida.